miércoles, 30 de julio de 2014

VIAJAR ES UN PLACER. ASTURIAS Y CANTABRIA V. DE OVIEDO A CANGAS DE ONÍS PASANDO POR LLANES Y COVADONGA

Es el quinto día en Oviedo pero aún te quedan muchas cosas que ver. Evidentemente no te puedes ir sin ver una de las joyas del románico: Nuestra Señora del Naranco. Hay que subir temprano porque la adaptación para coches está todavía por hacer y recuerdo el cabreo que se pilló un paisano que tiene allí su finca y no le dejaban entrar. 
Subes al mirador para decirle adiós a Ovidedo y desde allí ves el Carlos Tartiere y la obra de Calatrava que más dolores de cabeza le está dando por ahora.
El próximo destino está relativamente cerca y ya habíamos pasado antes por allí camino de Arriondas: CANGAS DE ONÍS. La naturaleza cuidó que a esta ciudad no le faltara de nada. Antes de llegar a Cangas nos fuimos a un pueblo de cine, al muy famoso y laureado LLANES. Allí han rodado muchísimas películas por sus paisajes espectaculares y tienen una página que se llama Llanes de cine.
Yo huyo habitualmente de lo espectacular y cinematográfico y una vez más me di la razón. De todos los sitios donde menos me gustó la comida fue allí. Mucha playa pero el arroz estaba más pasao que el almidón. Me recordó aquel chiste del pobre que pide en una casa y le pregunta la señora:
- ¿Te gusta el pescado de un día para otro?
- Me da igual, le contesta el pobre pobre.
- Pues ven mañana que lo estoy friendo.
Para continuar con un día típico tópico y demostrar que no son los mejores entramos en un lugar que hay que ver si o si: COVADONGA. Si esto fuera una charada te diría que te dan prima segunda. Y eso que no es de los peores. Fátima es peor. Pero esos grandes espectáculos a las apariciones me producen prurito. Para colmo ya no dejan ir a los lagos en coche particular porque hay demasiada gente, el turismo envilece la naturaleza, cierto es. Yo ya lo conocía y lo recordaba como una sucesión continuada de curvas, así que no lloré demasiado.
El día no rodaba demasiado bien y para colmo el hotel de Cangas tenía más pretensiones que comodidades. Todo muy medido y contado, como rural pero no, como 4 estrellas pero en la luna, un quiero y no puedo de los que tanto detesto. Me alegré de dejar el hotel de Oviedo porque los hoteles son como los amantes: el primer día todo son atenciones con toallas y sábanas limpias, detalles en el baño. Después te hacen la habitación y gracias. Y digo yo que si pagas todos los días igual la habitación tendría que estar siempre como el primer día. Nada hijo, la rutina que es muy mala.
Así que empezamos a preparar la ruta del Care del día siguiente pero sin saber muy bien si hacerla entera, si la mitad, si salir de Caín o no. Un día de los pretenciosos, muchas vainas pero poca chicha.
Menos mal que se nos apareció la virgen, pero esa ya es otra historia.


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