domingo, 14 de marzo de 2010

Los Salustianos de hoy.

Custodiados por furgonetas policiales y convocados por Movimiento Ferrocarril Clandestino, un centenar de manteros reales y falsos han dibujado hileras de mantas en la calle más comercial de España con sus CD y DVD para pedir que su venta deje de castigarse con la cárcel y se les permita sobrevivir con una actividad que les reporta entre 10 y 15 euros diarios. Denuncian la "inaceptable persecución" de los vendedores del top manta y piden la despenalización de su actividad. A lo largo de toda la madrileña calle Preciados, desde la plaza de Callao hasta la Puerta del Sol, los manteros han extendido sus mantas blancas en el suelo y han portado pancartas con lemas como: Mi manta es mi bocata, "Mucho ARTE es el quitar, al pobre, hasta su pan", Sobrevivir no es delito y Si no vendemos ¿qué comemos?.
Cantaba Carlos Cano en el año 73 una canción que decía:

Hasta un pueblo d'Alemania ha llegao el Salustiano

con más de cuarenta años y de profesión el campo,

pa buscarse l´habichuela y ahorrar algunos marcos

y que pueda la parienta comprar algunos marranos.

Yo no creo que el sombrero les toque en la tómbola

a esos gachós trajeados que viven de na.

Que lo roban, lo roban, con cuatro palabritas finas lo roban.

En principio se hace dura sobre to la soleá,

esa gente chamullando no se le entiende ni atá.

Menos mal que algunas veces la embajada cultura]

les manda al Julio iglesias y a un tal Manolo Escobar.

Yo no creo que el sombrero les toque en la tómbola

a esos gachós trajeados que viven de na.

Que lo roban, lo roban, con cuatro palabritas finas lo roban.

Y así s'acaba la historia del güeno del Salustiano

de tanto apencar los güesos otro gallo l'ha cantao.

Gallo dice que l'obrero de cachondeo está jarto,

si no hubiera ido a Alemania, no hubiera aprendido tanto.

Yo no creo que el sombrero les toque en la tómbola

a esos gachós trajeados que viven de na.

Que lo roban, lo roban, con cuatro palabritas finas lo roban.


Pasados los años los que hablamos chapullantos somos nosotros pero los que vienen hacen lo posible y lo imposible por hacerse entender. Siempre con una sonrisa y humildes no se quejan de la forma en que llegaron ni nos hablan de una familia que tuvieron que dejar.
Tampoco traemos aquí a sus artistas favoritos ni hacemos mucho por ellos.
Lo más que hacemos es quejarnos y decir que son una peste. Han estado algunos años haciendo los trabajos que nadie quería y ahora que no hay trabajo sobran y hay pueblos que lo señalan como la causa del desastre.
No lo entiendo. Por eso ayer mientras leía el artículo asocié su situación con esta preciosa canción que cantaba Pablo Guerrero en el Olimpia recordando Extremadura.
Siguiendo con la realidad sigue habiendo mucha gente que les toca el sombrero en la tómbola y aunque son gachós menos trajeaos siguen viviendo de ná, que lo roban lo roban con cuatro palabritas finas lo roban.