domingo, 8 de febrero de 2009

Hipocresía 34 años después

Al hilo de la noticia publicada sobre esas fuerzas desalmadas, me encanta recordar a Vera Luque en su chirigota "ESTO CONMIGO NO PASABA"

Cada vez que yo escucho,
que los mariquitas piden sus derechos
yo me pongo malo,
porque tengo muy claro que esas criaturitas
están padeciendo una enfermedad.
Una patología que yo curaría
a base de mucho jarabe de palo,
para que esos viciosos no sigan viviendo
en pecado mortal.

Al que sea maricón, yo lo pelaba al cero,
y le daba candela hasta que pusiera
voz de camionero.
Y ahora encima se pueden casar,
cuando son maricones,
maricones, maricones...

Donde pongan un macho hispano y patriota,
que se quiten tantas mariconas locas.
Donde pongan a un soldadito español,
un marinero valiente con la espalda ajin,
el pecho lobo, la cara como un querubín,
los ojos verdes rubiasco y el pelo anillao.
Un legionario buenorro, macizo y viríl,
cómo te lo voy a decir..
¡esa es la clase de hombres
que a mí siempre me han gustao!.

Ni negar el saludo... ni imponerlo por cojones.


Sancionan a un guardia civil por saludar a un superior con un «hola, ¿qué tal?» y despedirse con un «adiós»
Hay días que subes o bajas unas escaleras y lanzas al aire un "buenos días" cuando te encuentras con alguien. Y en estos tiempos es muy normal que eun 95 %de las veces, no encuentres eco.
En los pueblos si paseas por la mañana el hábito es saludar, y parece hábito saludable incluso en estos tiempos.
Pero insisto en la palabra TIEMPO porque parece que no pasa el tiempo. La famosa mili la hice en el 82 y me niego a contar batallitas, pero me parece humillante lo del saludo. Veinticuatro años de democracia no han sabido desterrar titulares como el que leo por sancionar a un guardia civil con un hola.
Lo lamentable, lo que nadie denuncia y yo sí aunque no me escucha nadie, es que sigan existiendo chollitos como residencias para militares (o tal vez todo junto), del guarreo de los mandos en la guardia civil y en el ejército, de tanta jerarquía apestosa y privilegios anacrónicos.
Tal vez la noticia de esta sanción nos abra los ojos de tanta hipocresía, de tanta modernidad anclada en los más bajos instintos del gran cuerpo del Duque de Ahumada.