martes, 12 de noviembre de 2013

CHAQUE JOUR UNE CHANSON: MI PADRE ESTÁ VIEJO. (GAUCHOS 4)

Era el año 75. Yo tenía 13 años y mi padre 52. Cada vez que empezaba esta canción, levantaba la aguja y pasaba a la siguiente. No me gustaba escucharla. Me parecía duro y cruel el trago de ver viejo a tu padre en ese momento crucial de "si un día ha de irse". 
Nunca me he querido enfrentar a ella, hasta esta noche. Porque esta noche, mientras él alucinaba y ametrallaba con sus palabras el silencio de una habitación de hospital, pasaba revista a su vida y nombraba a seres que visitaban su mente momentáneamente, yo hacía dos cosas: retornarle las piernas a la cama en cada uno de sus interminables intentos de dejar la cama y recordarlo en momentos cuerdos y felices en que lo acompañaba por la `plaza, por Cai, en la cocina o de peón de él en chapús y jardinería.
Y las dos cosas que hacía me provocaban daño y emoción. Volverle las piernas a la cama porque con mil esfuerzos había logrado echar una pierna por encima de la barandilla, después la otra y cuando a los treinta minutos lograba incorporarse yo le cogía las dos piernas y las echaba para atrás como le quitas su grano a una hormiga después de haber recorrido 40 centímetros. En su alejamiento de este mundo no comprende nada. No comprende qué hace allí, donde están sus zapatos, por qué no puede irse, las manchas que aparecen ante su vista. Nada. No comprende nada. Ni tampoco cómo se puede ser tan cabrón de cogerle las piernas y volverlas a la cama una y otra vez.
Recordarle cuando corría por la calle, cuando exageraba una situación, cuando volvía a casa cargado con 40 kilos de fruta, pescado  y carne para llenar una nevera ya cargada, su obsesión por comprar para que nunca faltara fruto posiblemente de tiempos de desabastecimiento, cuando iba a ayudarle a arreglar persianas, a pintar o a regar el jardín del instituto. Todo me emocionaba.
Porque tú si que comprendes que la muerte es el único momento en la vida irremediable, pero los recuerdos y las vivencias personales te hace verla como algo injusto y cruel. Viéndolo tan perdido, tan ido, tan endeble, se me ha venido una y otra vez esta canción a la cabeza, especialmente la frase "si un día ha de irse que ni se dé cuenta el pasito no más"
En una noche tan loca, tan pesada, todo era transcendental y mientras hacía esfuerzos para que soltara el gotero o no se quitase el pañal, me preguntaba si no sería preferible venir con un interruptor incorporado que nos evitara momentos tan angustiosos. La muerte es severa y puede que de alguna forma sea una liberación, pero si la vida es un don tendríamos que jugar este partido como un partido de baloncesto y haciendo los cambios que hagan falta las veces que queramos. Después de momentos de tensión haciéndolo callar, intentándole arrebatar la sonda de la que se había apoderado como si fuera oro  (líquido supongo) me dio un ataque de risa. Llevaba levantado casi 20 horas y cuando me amenazó con avisar al Guardia Civil que estaba detrás, no lo pude remediar. Me han contado que es algo habitual, que por ahí pasan muchos. Pero en un momento de angustia ver la figura que nos pintó Cervantes con tanta maestría decirte "déjame salir hombre que voy a coger burgaos" y al momento paseando por las calles de su niñez... es, cuando menos, trágico cómico. Valga la contradundancia, que diría mi primo El Entendío.
Mi padre está viejo, lo he visto deteriorarse mucho. Creo que el desgaste al que estamos sometidos y el sentido de la vida hacia el envejecimiento es una maldad. Opino, como Quino, que tendríamos que ir al revés y morir en un orgasmo. Nacer con las células viejas y encontrarnos cada día mejor.

Mi padre está viejo
lo he visto está noche
armar su cigarro
con dificultad.
El pucho encendido
temblaba en sus labios
como una luciérnaga 
en la oscuridad.
Ya no se levanta como antes temprano
no cruza al galope, va al trote no más.
Se pasa las horas junto a la tranquera
mirando el camino, pasar y pasar.
Recuerdo a mi padre
en sus años mozos
fuerte como un roble
erguido el andar.
Hoy parece un sauce
está todo encorvado.
Que pena que un día
me llegue a faltar.
Mi padre está viejo
si un día ha de irse
que no se dé cuenta
el pasito no más.
Diosito te pido
que apagues su vida
igual que un cigarro
solo sin fumar.
Recuerdo....