domingo, 6 de octubre de 2013

EL ALUMNO DÍSCOLO.

A veces en las clases te encuentras un alumno díscolo. Recuerdo a uno que nació un 23 de febrero pero de mil novecientos noventa y ciatro. Vaya golpe. Alberto era un niño con alma de adulto. Y era muy díscolo. No soportaba a esos profesores mediocres que tanto abundan y hacía lo posible por hacerle la vida imposible. Muchos genios fueron unos inadaptados en el colegio.
Recuerdo citar a los padres más de 10 veces para leerles la cartilla. Pero de mala gana. Yo entendía que un niño con ese registro intelectual se aburría en clase y si sacaba los pies del tiesto también podía ser que el tiesto se quedara pequeño y que el tiesto no fuera él. El año que se despedía haciendo sexto le puso voz a ESTO ESTÁ A PUNTO DE ESTAR YA

Antes le había puesto voz a ¿QUIÉN INVENTÓ EL FÚTBOL? Su capacidad interpretativa, sus risas, su sentido del humor, queda patente es cada frase que interpreta. 

Fue el profesor perfecto de la historia SUFRIMIENTOS PARA CONTAR UN CUENTO. Una historia muy divertida que él mejoró con su talento.

Cantó sintiéndola como nadie la canción NO DUDARÍA, de Antonio Flores. Y sin embargo en el cole, y en el instituto, le iba mal. Era un adulto encerrado en un cuerpo de niño y el colegio o el instituto no sabía atender esa diversidad.
Hoy me han dado una gran alegría: después de repetir un curso va a empezar periodismo. Seguro que será un gran periodista. La única pena es que haya dejado la chirigota y se haya metido tan a fondo en el mundo cofrade. Nadie es perfecto.