miércoles, 21 de mayo de 2014

CHAQUE JOUR UNE CHANSON: LE PETIT JOUEUR DE FLUTEAU. EL VALOR DE LA HUMILDAD Y EL SENTIDO COMÚN


Le petit joueur de fluteau es una de esas canciones de Brassens que pasan desapercibidas hasta que un día dices: "cuánta razón tiene" Si el mundo no fuera una estúpida hoguera de las vanidades, esta canción no tendría ninguna enseñanza. Pero tiene muchas enseñanzas. El músico llevaba la música a palacio y el rey, agradecido, le concede un título, una mención, lo destaca.
Y el músico con humildad e inteligencia dice que no, que eso sería cambiar para él, sería como traicionarse. El vídeo está muy  bien hecho y se entiende perfectamente el sentido de la canción pero si vamos un poco más allá, que pena que sean las personas banales y simples que siempre están deseosas de ostentar las que manejen el rumbo de nuestros gobiernos. 
Posiblemente sea Georges Brassens el cantautor más destacado de todos los tiempos y sin embargo huía de la fama, de la vanidad, del reconocimiento fatuo. Hoy vemos a personas encantadas de pavonearse y presumir de lo que son cuando realmente no son nada. El músico era listo porque sabía que lo que uno nunca debe hacer es traicionarse a si mismo. Sin embargo, la gente con más estómago y menos principio son los que nos dictan nuestro destino y la marcha del mundo.
La ambición y la codicia, que tanto daño nos han hecho, no sirven para nada. Ser grande de España o tener sangre azul no te llevará muy lejos pero cuanto ambicionamos con ceguera absurda subir un escalón hacia... ningún lado. Muchas veces nos hemos apartado de nuestros amigos de verdad, de nuestra familia, por ese figureteo momentáneo. Me encanta Brassens y por eso soy del atleti.