Hoy ha sido un día amable.
He recibido un correo de una despedida o para una despedida donde me elevan a las alturas. Yo no estoy muy cómodo en las alturas, soy más bien de superficie, pero se ve que los años me van enterneciendo y que unas palabras lisonjeras al oido no le vienen mal a nadie.
He aquí que mi subconsciente me ataca por la frente, es valiente y nunca me ataca por detrás, y me grita en el otro oido:
- ¿Halagos a ti? ¿Ya no te acuerdas de lo que cantaba Serrat en YO ME MANEJO BIEN CON TODO EL MUNDO?
- Hombre, pero esto es distinto -le digo a mi subconsciente sin tenerlas todas conmigo.
-¿Distinto? ¡Y un huevo! Lo que pasa es que cuando te dicen una barbaridad en tu contra haces un cuplé, pero si es a favor (como no estás acostumbrado) te parece distinto.
Me pongo a pensar, ejercicio pasado de moda, y reconozco que mi subconsciente no es tan inconsciente. La mente, me digo, tiene como imanes o luces de colores atrayentes según tus gustos y allí se acercan otras mentes. Esta teoría es difícil de explicar pero lo cierto es que funcionamos por afinidad o campos magnéticos.
Y pobre de aquel imbécil que se crea que se lleva bien (o mal) con todo el mundo.
Eso sí, he encontrado esta versión de dos latinoamericanos que adoro y me lo he pasado en grande con otros temas que hacen.
