Menos mal que lo invité a una tortilla de papas y jamón de Terué y se quedó más relajao. Además le dije aquello de que arrieritos semos y en el camino nos encontraremos, que de desagradeció está lleno el mundo y que quien ríe el úrtimo es porque ha entendío el chiste más tarde.
Él se quedó mejó pero yo no. El gusanillo de la filosofía se había adentrao por mi enteligencia y ya no pude pará de sacá conclusiones sobre lo que giraba a mi arrrededó. Y lo que giraba era la pelota der Chelsi contra el Bayer y la tierra.
Sienes y sienes de asociaciones entre una y otras se aGOLpaban en mi cabeza. El fúrbo es como la vida misma y la vida misma es como el fúrbó. La vida te da sorpresa y el fúrbo te da sorpresa. Todo el mundo esperaba una finá del Barza y Madrí y, toma tomate, los dos eliminaos. Los dos tuvieron más ocasiones pá ganá pero ah! la vida te da sorpresa y en el fúrbo el que perdona pierde. El fúrbo es así. La vida es así. Por eso en el fúrbo se admiten apuestas y la vida te da sorpresa.
Ya los alemanes se veían campeones porque estaban jugando en su casa y fartaba un minuto y en el último minuto ¡zas! cabezazo del Drogbá a las mallas. El Roben falla un penalti y la pelota no entra ni a tiros. Y pá colmo la tanda de penalti. Lo que menos te espera, pó eso. Asín mismo es la vida. Cuando crees que todo vá a ser fáci, plaf, guantá.
Al Bayer le va a costá recomponerse. El mismo Esvertesen tan feliz de haber metío el gol y ser un héroe, ayer lloraba por lo contrario. El fúrbo es un juego. La vida es un juego. Comparaciones vendo y pá mi no tengo. Los alemanes desolados y mi primo desolado. Pó que se vaya a Irlanda que venía sonrosado.
Y los alemanes que se vengan a Mallorca, que será maravilloso, como cantaban Los Mismos alemanes antes de empezá el partido.
