sábado, 26 de octubre de 2013

EDUCACIÓN.

RUMBO AL PRIMER DESTINO
AÑOS 80
EL MAESTRO. AÑOS 80, 90, 00, 10,
L
2013. ¿EDUCAR?: UN PLACER




La gente habla de educación como si todo el mundo entendiese
y solo dice gilipolleces.
Yo, como entiendo un poquito de esto porque me he llevao 30 años trabajando en un colegio, .......
Sí. Soy un "enterao" de la educación. Pero no soy de los que dicen "con lo fácil que es coger pun, pun, pun..." En educación hace muchos años que se empezó la casa por el tejado y se dispuso que el sentido común fuera el menos común de los sentidos.
En primer lugar porque los diseñadores de la política educativa fueron señores que no estaban en las aulas. Estaban en un despacho y desconocían la realidad. Ellos estaban además a las órdenes de políticos que buscan votos, no soluciones. Lo primero sería tener una ley de educación que no cambiara antes de ser aprobada. La ley Wert ya tiene la guillotina en el cuello y aún no está en el BOE. Este primer error conduce a otros como fijar proyectos estrellas (por un año), momentos foto, flash, flash, flash y hacer demagogia en educación.
En segundo lugar porque el subconsciente colectivo, o el inconsciente social o los subnormales que habitamos este país (yo entre ellos) asociamos el éxito de la educación a terminar una carrera universitaria. La inteligencia es una y debe acabar en la universidad, preferentemente en una carrera de ciencias. A estas alturas del siglo XIX en la que estamos mentalmente (estamos más atrasados que la ley de educación de principios del XX) no distinguimos diferentes tipos de inteligencia. No sabemos valorar el trabajo de las manos, la necesidad del sector primario. Que un mecánico, electricista o fontanero no tienen que llevar el mismo itinerario. Pero no por discriminación. Dejémonos también de una vez de hipocresía y evitaremos ese fracaso del 50 por ciento. Si cada persona es un mundo no podemos pedir un mundo de carreras, pero sí debemos saber atender la diversidad de forma coherente. 
A los palos de ciego que dan los que no saben pero gobiernan y a los terribles tópicos típicos que nos machacan, hay que añadir que los que tendrían que estar "enfrentados" poniendo una nota de claridad, de diferencia, se sumaron al poder, firmaron cuatro acuerdos convenientes para ellos porque firmaron que liberaban a catorce y se fueron a celebrarlo con una gran mariscada a costa del sindicato.
La reforma que reúne todas estas necedades nació en la necesidad de un cambio. Pero vaya cambio. En lugar de preguntar y mirar lo que se hacía en otros lares, se quiso reformar con utopías de salón: vamos a llamar a las cosas de otra forma, vamos a vaciar el temario de contenido que es muy "difísi" y vamos a cambiar a los niños de sitio. Lo más novedoso y perjudicial fue hacer una red de centro donde los niños de 11 años pasaban de un cole de toda la vida debajo de su casa a ir a un instituto a dos o tres kilómetros y con horario de oficina. De 8 a 3 recibiendo clases de tecnología, matemáticas, lengua, idioma, ciencias o geografía. Los profesores que recibían a niños que no sabían casi nada de nada, se deprimieron. Los niños que no entendían que hacían tantas horas perdidos dando "esas cosas tan raras" se portaban mal. Los repetidores hacían de las suyas. La disciplina empezó a ser el problema más grave. Hoy muchos de aquellos niños tienen 35 ó 30 años y un informe de esos que hay por ahí dice que somos uno de los países con peor comprensión lectora.
- ¿Compré qué, maestro?" Yo eso no lo he comprao.
Ante este desolador panorama se produjo la ruptura entre el sistema público y concertado. Los centros concertados continuaban con la secundaria y los padres empezaron a notar que allí los cambios no se llevaban a efecto o se toreaban de alguna manera. La educación era gratuita pero ellos pedían trescientos euros de material y nadie les decía nada. O pagaban mensualmente un tanto las familias y todos tan contentos, porque eso era una forma de imponer el "clasismo" en la institución.
ESO SI ES CLASISMO. ESO SI ES DIFERENCIA DE CLASES.
No quiero acabar con vergüenza ni odio esta carta amarga, que canta mi queridísimo Carlos Cano en Viva la grasia. Llevo 30 años y la ilusión y la esperanza me llevan a despertarme cada día para ir a trabajar con muchas ganas. Con ganas de arreglar lo cercano, de crear en mi cole UNA ENSEÑANZA PÚBLICA DE CALIDAD. Motivando, haciendo feliz a los chavales, dándoles cosas para que respondan mejor.
A pesar del otoño, creceremos.