miércoles, 3 de diciembre de 2014

LECCIÓN MAGISTRAL DE ANA LÍTICA SINTE SOBRE LA VIDA Y MI EXPERIENCIA, MI VIDA VIVIDA Y MI VIDA LÍVIDA ANTE LA BAJADA QUE NUNCA FUE SUBIDA

La vida, amiga mía, va pasando y aunque parece que todo pasa y todo llega y que no pasa nada, si pasa. Todo pasa factura y es así como de pronto lo que pasa es que una misma se va quedando como una pasa. Las arrugas en la cara, la papada en el puchero, los pechos decaídos son signos evidentes de que algo pasa con el tiempo.
Mirás hacia atrás con ira y te das cuenta de lo que deberías haber aprovechado. Aquel mayo francés donde mi puritanismo pueblerino me apartó de la comuna donde estaban las mujeres y hombres que me hubieran hecho feliz en una orgía cósmica y metafísica. O no tan metafísica. Ya está bien de los transcendental. Toda mi vida ha sido un sin vivir dando importancia a los transcendental y lo transcendental no existe. Nada importa. Me educaron en el convencionalismo y de ahi mi nihilismo mismo que no es lo mismo pero al oponerse se acercan. Sé que no me entiendes amiga y por eso te lo quiero expresar en este montaje con maravillosas fotos de imágenes calladas que parecen no decir nada pero que dicen mucho. Todo es tan contradictorio.
 Si la media de edad es de 80 años yo a mis 60 he vivido casi tres cuartas partes. Te haría una gráfica pero más o menos es como cuando el profesor te enseñaba la tierra y juntaba el agua en tres de las cuatro partes, del mapa. No del profesor. No seas mal pensada.
Pero sigamos con la vida. Porque eres joven y quieres vivir muy deprisa, quieres comerte el mundo. Quieres comerte la caja de bombones, desliar la bobina de tu propia vida para llegar al final. ¡Qué gran contrasentido! En la edad de disfrutar de todo la cabeza llena de ínfulas, el bolsillo medio vacío, la energía y la lívido en expansión. Me ruborizo con calor y me entran escalofríos escribiendo estos recuerdos. Cuando tuve tiempo de amar no amé y ahora que no puedo amar tengo tiempo. Parece una tontería pero es una paradoja más bien absurda y metakafkiana. Un proceso metamórfico de una mente brillante helada en el sentimiento.
La palabra, la retórica, el ego, el barniz social, tienen mucha culpa de lo que en este mundo ocurre. Esa vanidad emperifollada es vacua y le sobra las tres primeras sílabas. Todo tendría que ser más natural, con menos tapujos. Imbéciles y megalómanos, arregladores del mundo y otros oportunistas, al cajón de las cosas inútiles. Yo recuerdo en Dijon, donde fui alumna excelente por la universidad, que un día en un acto de rebeldía muy al hilo de esta narración para normal, hicimos una reivindicación contra el tiempo y cambiamos todos los relojes de todas las dependencias universitarias y así los días se hicieron noche. Duró solo hasta que llegó la directora por la mañana y se dio cuenta. Pero la idea es un poco esa a nivel mundial. Romper, transgredir. 
Quiero vivir, quiero sentir. Quiero tener mi sitio. Tal vez en el fondo todo sea superficie.