jueves, 15 de mayo de 2014

AMOSCUCHÁ. LA HISTORIA DE ALFONSO XII, DIPLOMÁTICOS ... DEL CARNAVAL 2008

Algunas veces viene bien escuchar otras cosas, por ejemplo esta lección histórica sobre la vida de Alfonso XII


Y también apareció Guatifó con una gran actuación: LOS DIPLOMÁTICOS.

Y lo que es la guasa pura en la calle, esto GUAPITOS DEL CHAT. Con un tipo muy actual... seis años después.

CHAQUE JOUR UNE CHANSON: JOSE ANTONIO LABORDETA. A TAPAR LA CALLE.


La gente es buena por naturaleza, dijo Rousseau. Yo siempre lo he creído así. Y es que si no creyera ¿que cosa fuera? Hermosa canción de Silvio. Si no creyera en el equilibrio, en la esperanza... Creo que el ser humano es capaz de lo mejor, de dejarse la vida por otra persona. En cada trabajo hay personas responsables que lo llevan adelante, tenemos amigos que valen su peso en oro, vecinos que son manitas para todo. Y en eso creo. Si no creyera en algo puro, entre todos, personas anónimas, formamos un maravilloso mundo. 
Por eso me gusta esta canción tan grande de Pablo Guerrero: los que de verdad deberían tomar la calle, gobernar, repartir, tendrían que ser toda esta buena gente.
Ocurre que sobre este primer grado básico de la sociedad, están los que mandan, los que te dictan normas dentro de tu bolsillo, o ese precioso tema de Javier Álvarez somos la edad del porvenir, pero nos dictan normas continuamente, nos encontramos con todo manipulado y corrupto.
¿Cómo entender este sistema? La simpleza no nos va a ayudar. En toda época se cometieron abusos, sencillamente el poder tiene una derivación hacia la corruptela. Es el administrador que administra y el enfermo que enjuaga que algo tragan. Es un mundo difícil de entender con un poder demasiado establecido.

José Antonio Labordeta fue un ejemplo y de él tendríamos que tomar algunas referencias. Cercano, coloquial, sincero y directo. Lo que pasa es que aquí no mandamos nosotros, aquí ya manda la prima de riesgo o el riesgo de que te pongan la prima en 693 porque no le caes bien, porque no haces lo que ellos quieren.
Estamos atados desde el mismo momento en que dependemos de los que nos prestan para seguir viviendo. Estamos en sus manos.
¿En manos de quién? En manos de los que nos sermonean y nos dicen como son las cosas, porque así son las cosas para que ellos vivan de maravilla.
Y entonces no, no quise crecer para no ser como ellos.