sábado, 1 de octubre de 2011

SALUDOS Y GRACIAS


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Quiero agradecer a los que aquí o allende los mares encuentran el blog y realizan el noble ejercicio de curiosear.
Gracias y desde acá mi aprecio más absoluto.

NUEVE TRIENIOS

LA GRACIOSA - 1984
VIEJO LOBO DE MAR PERO NO TAN VIEJO














¿TE ACUERDAS, MIGUEL?
PUES... BUENA MEMORIA.
27 años que te embarcaste en la aventura educativa. Cuando te mandaron a LA GRACIOSA todos tus amigos y amigas te daban el pésame. Aquel día de octubre no salió el barco porque estaba el tiempo malo. Fue la primera noche que dormiste con un hombre en la cama, pero no pasó nada. En Orzola no había hoteles y os ofrecieron una habitación en una casa particular con una cama de matrimonio.
Y un día después con Jose, ese gallego que tanto sabía porque todo lo preguntaba, llegasteis a LA GRACIOSA en un barco del supermercado rodeado de cajas con frutas y paquetes varios.
La isla y Jose te quitaron 40 años. ¿como es posible, Miguel? ¡tú solo tenías 22!
Es sencillo. Lo primero que pisaste fue un pueblo sin carretera, te llevaron a una casa estilo cuadra sin luz y sin muebles. Claret, un compañero piadoso, llevo dos colchones y en la cocina preparasteis una cena de postguerra.
Jose puso una radio que de 9 a 10 de la noche ofrecía canciones dedicadas. Para mi novia Amparo para que no me olvide. Quisiera escuchar Volver en la voz de CARLOS GARDEL. 
La máquina del tiempo en la isla se paró.  Tú, que siempre te has sabido adaptar al viejo lema de allá donde llegues .... te convertiste en un naufrago rodeado de sin sentidos.
Te dejaste barba y te fuiste a pescar. ¡Qué morena tan hermosa!
¿Te acuerdas Miguel? La rubia y la morena contoneando su silueta para hacerse ver.
Artes menores para un lobo marino que prefería por entonces el placer de la lectura.
Te leíste libros y libros. Novela rusa y francesa sobre todo. Parecías un náufrago perdido pero ese año te encontraste a ti. Ser tu mismo. Evolucionar y no dar saltos vertiginosos ha sido tu gran empeño.
Luego resultó que Jose, el gallego, Claret, el piadoso, Pacuco, el comunista, José Antonio, el lo que digamimujéla Jacinta, y tú, er Robinson cruzóyuncochenoloatropellóporquenohabía, formasteis un glorioso equipo de futbito y muchas tardes de jaranas en una pequeña isla de pocos kilómetros cuadrados.
También resultó que Jose, el gallego, fue un buen maestro que te enseñó que si por darle a  alguien en la cabeza te vas a dar tú, mejor no lo hagas. También te enseñó, cuando aquella chica llamó a la puerta porque quería conocerte mejor, que si algo o alguien no te interesa no le hagas perder el tiempo, pero especialmente no lo pierdas tú.
Para ser tu primer año de trabajo cumpliste perfectamente el deseo gitano de no tener buenos principios: un primero y segundo en una misma clase con 22 niños y niñas, hiperactivos, sindromes de Down y una prefabricada sin curso ni recurso. Un poema.
El aula
Por allí fue el Inspector a verte trabajar y viendo el panorama dijo:
- Procura no tener a muchas en fila cuando le pongas sumas y apañatelas como puedas.
Luego el barco no salió y se tuvo que quedar una noche en la isla.
- ¿Cómo podéis aguantar aquí? os preguntó ya con la confianza ante una taza de chocolate con bizcochos a la que se autoinvitó en vuestra casa.
- Aquí estamos bien, comentamos laconicamente.
Terminó el curso y Jose pudo pedir. Yo me quedé otro año. Pero esa es otra historia.