lunes, 6 de mayo de 2013

UN BOTO DE CONFIANZA

Conocerás el dicho. A los 20 te gustan todas y sobre todo la tuya. A los 40 todas menos la tuya. Lo cierto y mi verdad es que mi mujer soportó estoicamente algunos devaneos con vecinas de mi bloque pero un día se cansó de mí.
Yo le pedí un boto de confianza.
Su bondad y los seis niños que tenemos en común me lo concedieron. Pero la tentación vivía arriba. La vecina del tercero se hacía la encontradiza y yo sabía que un día me iba  a encontrar. Lo malo fue que mi mujer también nos encontró. Fue un boto de confianza en toa la boca.

CANTAR I CANTAR. LABORDETA EN EL CORAZÓN.

En el año 74 yo era pequeño. Solo 12 años. Mi hermana María con ocho años más que yo era amiga de una colonia de maños que vinieron a trabajar al sur. Le prestaban por aquel año, 75 y 76. los discos que Labordeta iba sacando. 

En el 77, con 15 años, me sabía yo más canciones de Labordeta que el propio José Antonio. Ya para entonces escuchaba a Paco Ibáñez, Lluis Llach, Carlos Cano, Adolfo Celdrán, Pablo Guerrero, Luis Pastor, Joaquín Carbonell y desde latinoamérica, Inti, Quilapayú, Silvio, Pablo Milanés, Noel Nicola, Zitarrosa y tantos otros.

Cantar i cantar. Me sé todos los cuentos. Me sé muchas canciones. Recuerdo los veranos del 78 al 82 por Barcelona y Madrid buscando discos. Y en conciertos iba conociendo grupos de rock como Iceberg, Música Urbana, Companya Eléctrica Dharma, entre otros.
Cantar i cantar.