jueves, 23 de junio de 2011

AY, LA IMAGINACIÓN ¡QUÉ DIFICI, QUE DIFICI!

Según me estaba muriendo vi una luz de alarma que me obligó a abrir un ojo para ver que ocurría. Pero mi primera intención era morirme.
Ayer más que nunca me concilié con Luis Escobar y comprendí que es una lata, o dos y hasta mil, el trabajar. Después de mucho sol por la mañana, sin embotellar ni ná, el sol se me subió a la cabeza. Trabajar, trabajar ¿y para qué? Por una extremidad nos tiene cogidos el FMI y en la cabeza el sol. OH, SOLE MIO.
Una caña rápida y vuelta a empezar, mucha caña pá el cuerpo y eso que era pequeña.
La imaginación sube al escenario como al poder, con dificultad. De ahi el paralelismo. Cuando se me ocurrió el lema no había nostalgia del 68 ni Paco Ibáñez cantaba otra vez me lo decía mi abuelito en Barcelona, pero aunque algunas cosas sean un ejemplo hoy, mañana y pasado estaré de luto por mi. Me pesa el alma y ese peso es difícil de soportar.
Ay la imaginación, que difici. Cantaba Carlos. Y luego viene el cansancio. Efectivamente. Y te aburren las ideas. Pues también. Cuando tengas una idea písala, que no la vea nadie.
- ¿Es suya esta idea?
- ¡Que va! Si yo ni pienso.
En esta noche de San Juan me imaginaré nuevos mundos y resucitaré con la aurora y los secretos.

En esta noche de San Juan iré bajando la cuesta que arriba en mi calle se acabó la fiesta.

ME ENCANTA ESTE SERRAT.