domingo, 17 de enero de 2010

A VECES DIGO TONTERÍAS.

Lo reconozco. Soy absurdo. Abstracto. Incoherente. Depresivo. Desasosegado. Y caígo en la contradicción con facilidad.
Pero solo algunos días.
Otros días me entiendo perfectamente.
Son esos días en que me susurro palabras en francés. Pero vamos, no dejo de caer en el surrealismo de Baudelaire.
Sin embargo, los días más increíbles son los que la sombra de Sartre o Camus me atacan por todos lados porque son días nublados. De esos días mejor ni hablar.