sábado, 27 de agosto de 2011

PABLO MILANÉS, CUBA Y LA VIDA que a veces no vale nada.

Me desayuno con la noticia, que dicen los finos, de la oposición al concierto de Pablo Milanés en Miami y que con una apisonadora van a escachar, hermoso verbo canario, sus discos.
No soy digno de juzgar la situación de Cuba y los opositores pero he seguido la música de Pablo durante bastante tiempo como para poder decir que eso es un atropello. Igual que quemar libros me huele a chamusquina y un punto negativo para los que lo promueven, destrozar discos me parece intolerable por la intolerancia que lleva detrás.
La situación en Cuba es lo suficientemente compleja como para no hacer un análisis desde la ignorancia. El odio de tantos años entre los que están en el poder y los exiliados es tan profundo que no se aclara con cuatro frases. Los intereses están divididos y no tengo un interés fijo en resolver la situación porque hay aspectos positivos en la revolución y uno muy poderoso en contra: la LIBERTAD está por encima de todo.
Hace ya más de treinta años compartía con un amigo el gusto por la nueva trova cubana: Silvio Rodriguez y Pablo MIlanés especialmente, pero también Noel Nicola, Amaury Pérez o Pedro Luis Ferrer. Una mañana me lo encuentro y me dice que no volverá a escucharlos porque no pueden cantar a la libertad y a la revolución desde la opresión, que el peor dictador tiene su grupo de músicos que le cantan sus hazañas y que eso es la nueva trova.
No me gustan los pendulazos y seguí escuchando a la nueva trova porque tienen canciones maravillosas y aquel amigo se fue perdiendo en la distancia. Recordando hoy a Pablo Milanés no es cierto que haya sido un mercenario de Fidel. Las canciones malas o políticas no le han llevado a ninguna parte. Comentarios como este que surgen violentos me resultan absurdos por lo contradictorio:
ERES UN BUEN COMPOSITOR Y BUEN CANTANTE QUE LASTIMA QUE SEAS UN DESGRASIADO COMUNISTA Y TU MUSICA ESTE LLENA DE LA SANGRE DE TANTOS CUBANOS ERES UN HIJO DE PUTA
De buen compositor y buen cantante a hijo de puta en tan solo tres segundos. Parece como los chupitos inhalados para llegar directamente a la borrachera. Un momento, hermano, ¿tú has escuchado a Pablo alguna vez?
El primer disco que cayó en mis manos fue LA VIDA NO VALE NADA, con canciones como EL TIEPO, EL IMPLACABLE, EL QUE PASÓ, o esta increible PARA VIVIR de situa Aute como una de sus tres mejores canciones de amor escritas jamás.

Recurdo que viendo un catálogo de DISCOPLAY habían dejado muy barato un disco de Pablo cantando a José Martí. Y tengo que reconocer que después de tantos años sigue siendo uno de mis discos preferidos. Comenzaba con YO SOY UN HOMBRE SINCERO, una versión preciosa. Y tenía temas increibles como ERAMOS.

La guitarra sencilla y la voz profunda de Pablo forman una mezcla esencial para que una canción cumpla 40 años y te siga gustando: calidad. Los ocho minutos que dura AMOR DE CIUDAD GRANDE se quedan en uno porque el tiempo pasa y no lo sientes.
El tiempo pasa. Luego llegaron discos conocidos para todos los públicos y conciertos multitudinarios. Ni canciones comerciales ni canciones políticas me agradan a mi porque tienen el valor y la fecha de caducidad de un yogurt de Mercadona. Yolanda, Años, Yo no te pido, etcétera, son excelentes canciones pero, siempre hay un pero, que no me hacen tilín. Y si no me hacen tilín habrá que poner fin.