lunes, 3 de agosto de 2015

MIJAIL DESESPEROZHOVA INICIA SU AVENTURA RUSA PARA INICIAR UN FUTURO POR FEDER DOCTO JECKILL RESTREGOFF (1)

Los tiempos no eran fáciles para Mijail Desesperozhova. Natural de un pueblo de la baja Siberia emigró en el año 2000 a España y allí aprendió algo de español y mucho de sus costumbres. Dormía la siesta como un español cualquiera aunque seguía manteniendo la tradición de su país de beber como un cosaco.  Pero había terminado con todas las ayudas y se le brindó una oportunidad para trabajar en Rusia como guía de los españoles que querían conocer su país. Después de varias entrevistas de trabajo con la empresa TRAJESKOV, iba a comenzar a trabajar a modo de prueba y para ello lo mandaron de incógnito en un viaje de grupo para que siguiera el buen hacer de la camarada Natasha Shakajento.
El vuelo de cinco horas sirvió a Mijail para comprobar que cinco horas son 300 minutos. Es muy largo el vuelo cuando te toca de vecino a un señor que no domina tu idioma pero ocupa más de la mitad del espacio físico que te corresponde. Te sirven algo de beber y a la media hora aproximadamente te llega la comida. Las azafatas se pasan el camino de aquí para allá.
Después de divagar un poco por fin el avión aterriza. Los controles son los habituales aunque la ineficacia de la administración rusa facilita que la cola sea cada vez más larga. De pronto, como surgidos de la tierra, aparecen más personas que ocupan unas diminutas cabinas y Mijail entrega el pasaporte, lo sellan y se incorpora a un grupo que los llevará al hotel.

Llegar al hotel y sin más demora bajar a cenar. La guía les ha dicho que cenen rápido porque a las nueve treinta deben iniciar la salida por la ciudad. Ñan, ñan, ñan. Tres bocados y al autobús. 
El autobús recorre dos avenidas pero ya la guía advierte que el tráfico en Moscú es tan lento que los que salen de fin de semana tardan cinco horas en recorrer 50 kilómetros. A propósito, añade, les voy a contar un chiste que se dice en Moscú sobre esto. Y te cuenta el chiste. Hacemos la primera parada en un caballo con un soldado porque los rusos son muy bélicos. Y nos adentramos en la villa nocturna. En Rusia todo es grande, en Rusia todo es de oro. Y hay que defenderlo a capa y espada. Nuestra Rusia, nuestra madre.
 Los ojos de Mijail no podían más y los músculos que sujetaban los párpados se iban cerrando. Aún quedaba recorrido, la fuente de simbolizaba la sangre derrrrrramada, la plaza roja, San Basilio de noche. Mijail intentó quedarse con cada palabra de Natasha, sus muletillas en castellano, sus a propósito, sus otra cosa. Era la única manera de hacer viable una excursión inviable de unas personas cansadas después de atravesar medio mundo. Pero las excursiones opcionales son negocio indispensable, pensó Mijail. Treinta por cincuenta son mil quinientos euros. ¿Y la fuente? ¿Tú has visto la fuente? Pero si en Monjuic hay una que cambia de color de verdad. Vamos, si hasta la del Triunfo en Granada es más bonita. Y todavía nos dice que es la mejor fuente y la más grande que jamás se hizo. Un poco exagerá si es este chica. Si parece de Andalucía.