HOJA DE RUTA DE ESTE.... ¡LO QUE SEA!
Como todos los domingos me dispuse a limpiar. Al abrir el mueble escobero noté cierta resistencia, como una extraña sujeción por dentro.
Lo intenté con más fuerzas y, al abrir. el palo de la mopa me golpeó en la frente con violencia. La fregona estaba con el pelo revuelto y los brazos en jarra. Todos atrincherados me habían declarado la guerra:
- ERES UN TIRANO. NOS EXPRIMES DEMASIADO!!!
- Eso, eso. Gritó la fregona.
Con arañazos del cepillo y un salivazo de la botella de lejía, intenté negociar.
- Dejadme al menos la aspiradora. Si viene mi mujer y no he limpiado, la guerra será más encarnizada.
Como si se tratara de un rehén, logré sacar la aspiradora. Pero observé que era la cabecilla de la conspiración y que tenía que andarme con cuidado.
Efectivamente. Nada más enchufarla me succionó el brazo con una violencia inusitada. Era imposible de manejar. Decidí apagarla y al recoger el cable noté sobre la piernas que el cable me rodeaba como una serpiente pitón. Arrastrándome hasta la cocina logré alcanzar un cuchillo y cortar el cable en varios trozos.
Decidí dejar la limpieza por imposible. Al poco llegó mi mujer y para colmo no me creyó ni una palabra.
¡¡MUJERES!!
La soberbia es gafe. La ceguera se multiplica. El evangelio según José Mourinho te hace incrédulo. La buena fe nace en el hombre y en su ejemplo. Si mi amado Saramago tenía sus cuadernos de Lanzarote, mi denostado Mourinho tenía libretillas cutres donde no anotaba nada útil. Poco a poco la vanidad, la mentira y la grandilocuencia te vuelven despreciable.
El egocentrismo lo volvió maleducado. Napoleón sembró su linaje en este portugués que entrena en el mal gusto. Las paranoias y los semblantes se semejan.
Ayer los campos arrasados de una mala temporada le pasaron factura y el sargento Simeone le ganó la última batalla.
Cuando uno juega a ser canalla
toma personalmente una decisión.
Pero si luego pierdes la batalla
te ha pasado lo que a Napoleón.
A la gente nunca se le trata
con soberbia y prepotencia
porque cuando se siente una rata
para ir contra ti le das licencia.
La receta de José Mourinho
no es la más recomendable
porque termina siendo un pestinho.
El gesto hosco, la mirada despreciable
la chulería y vanidad sin alinho
hacen una masa irreconciliable.