domingo, 19 de mayo de 2013

ZAFARRANCHO DE DOMINGO



Como todos los domingos me dispuse a limpiar. Al abrir el mueble escobero noté cierta resistencia, como una extraña sujeción por dentro.
Lo intenté con más fuerzas y, al abrir. el palo de la mopa me golpeó en la frente con violencia. La fregona estaba con el pelo revuelto y los brazos en jarra. Todos atrincherados me habían declarado la guerra:
- ERES UN TIRANO. NOS EXPRIMES DEMASIADO!!!
- Eso, eso. Gritó la fregona. 
Con arañazos del cepillo y un salivazo de la botella de lejía, intenté negociar.
- Dejadme al menos la aspiradora. Si viene mi mujer y no he limpiado, la guerra será más encarnizada.
Como si se tratara de un rehén, logré sacar la aspiradora. Pero observé  que era la cabecilla de la conspiración y que tenía que andarme con cuidado.
Efectivamente. Nada más enchufarla me succionó el brazo con una violencia inusitada. Era imposible de manejar. Decidí apagarla y al recoger el cable noté sobre la piernas que el cable me rodeaba como una serpiente pitón. Arrastrándome hasta la cocina logré alcanzar un cuchillo y cortar el cable en varios trozos.
Decidí dejar la limpieza por imposible. Al poco llegó mi mujer y para colmo no me creyó ni una palabra.
¡¡MUJERES!!



CRÓNICA FUTBOLÍSTICA FILOSÓFICA DE JOSÉ SO NETO PEREIRA SOBRE JOSÉ MOURINHO AL ESTILO JOSÉ SARAMAGO, JOSÉ, JOSÉ, JOSÉ

La soberbia es gafe. La ceguera se multiplica. El evangelio según José Mourinho te hace incrédulo. La buena fe nace en el hombre y en su ejemplo. Si mi amado Saramago tenía sus cuadernos de Lanzarote, mi denostado Mourinho tenía libretillas cutres donde no anotaba nada útil. Poco a poco la vanidad, la mentira y la grandilocuencia te vuelven despreciable.
El egocentrismo lo volvió maleducado. Napoleón sembró su linaje en este portugués que entrena en el mal gusto. Las paranoias y los semblantes se semejan.
Ayer los campos arrasados de una mala temporada le pasaron factura y el sargento Simeone le ganó la última batalla.

Cuando uno juega a ser canalla
toma personalmente una decisión.
Pero si luego pierdes la batalla
te ha pasado lo que a  Napoleón.

A la gente nunca se le trata
con soberbia y prepotencia
porque cuando se siente una rata
para ir contra ti le das licencia.

La receta de José Mourinho
no es la más recomendable
porque termina siendo un pestinho.

El gesto hosco, la mirada despreciable
la chulería y vanidad sin alinho
hacen una masa irreconciliable.

IRENE Y DOS DOCENAS DE BESOS, ABRAZOS... Y AÑOS

- Hola princesa, te decía Noemy cuando te veía llegar por el bar de Las Puntas que ella regentaba.
Noemy era una señora italiana que vivía en la isla de El Hierro. Le encantaba El Hierro y su restaurante era una gozada para tu mamá y para mi. Te llevábamos de paseo por las piñas y las plataneras y al caer la tarde íbamos al bar de Noemí a tomar algo.
Te recuerdo como eras en el primer otoño del año 89. Te acuerdas tú de todas las canciones que ponía tu padre y que te han servido para ser la muchacha que más sabe de música del mundo mundial. Pasados los años me dices:
- Esa canción la escuchaba yo de pequeña.
Muchos meses del año lo pasábamos en Madrid con los yayos que te querían también como a una princesa. Calle arriba y calle abajo, de Sol a la Plaza de las Descalzas me acompañabas por las tiendas de disco, también por Montera y Tres Cruces. Pasábamos un par de días por Madrid y nos íbamos los dos meses de verano al pueblo. ¡Qué bien te sentaban los veranos en el pueblo!
Lo mejor era que en una semana habías dormido para dos meses. Jugabas, corrías, montabas en bici. Te lo pasabas bien.
Ser la hija mayor tiene premio. Tal vez se cometen los errores de padres primerizos pero si te digo que los dos nos volcamos para que no te faltara nada. Ni un solo día el baño, ni un solo día el paseo. Por tu parte nos lo pusiste muy fácil: desde la primera noche dormías siete horas. Yo mismo te daba el bibe de las ocho y a dormir otro ratito.
Has llegado a los veinticuatro. Dos docenas. Dos docenas de besos. Dos docenas de abrazos.