jueves, 25 de septiembre de 2008

FILTRACIONES, INVESTIGACIONES Y DEMÁS ONES

Mi suegro lo contaba con un montón de gracia. Braulio contaba como una compañera de trabajo, funcionaria solterina típica, entregaba a un dominico una ayuda. El hombre iba sin calcetines con los cinco bajo ceros del Madrid de los cincuenta. Al despedirse le pudo el subconciente y le dijo
- Ay Padre ¿Pero no tienen ustedes frío así, sin calzoncillos?
Igualico igualico le pasó ayer a una ministra en el congreso que por no querer decir filtraciones lo terminó diciendo e hizo el más espantoso de los ridículos como viene siendo habitual. Su acritud y soberbia le juegan siempre una mala pasada. Pasó con lo del metro de Barcelona y vuelva a pasar ahora. No comprendo qué fomenta Zapatero, pero algo no está claro. Patética, peripatética y sintetica llana

Aprender de los demás. 4. ¿DÓNDE SE HABRÁ METIDO ESTA MUJER?

Ser mujer y no morir en el intento es un tópico. Pero no lo es aunque se repite semanalmente el número de mujeres que mueren a manos de sus parejas o, lo que es peor, exparejas. Hay por ahí más abajo algún recordatorio a este tema que no nace en un imbécil momentáneo. Los malos tratos nacen en la realidad diaria, en la educación que se da a los hijos e hijas, en el miedo a estar sola, en la necesidad de cobijo mal entendida y como tantas otras veces en la irracionalidad del macho y su afán de posesión: o-mía-o-de-ninguno.

Podría escribir diez páginas más pero nunca llegaría a la brillantez del tema "¿Dónde se habrá metido esta mujer?" que en muy pocas líneas señala el uso que se hace de la mujer de chacha para freír un huevo, de paño de lágrima para escuchar las desdichas, de criada de lavar y planchar, de escape sexual. Un tema auténticamente genial de Javier Krahe en su Valle de Lágrimas.


Cuando pienso que son ya las once y pico
yo que ceno lo más tarde a las diez...
¿Cómo diablos se fríe un huevo frito?
¿dónde se habrá metido esta mujer?


La vecina me dice que no sabe
y mi suegra tampoco desde ayer.
No son horas de que ande por las calles
¿dónde se habrá metido esta mujer?

Yo le iba a contar lo de García,
y de cómo le he parado los pies,
lo del bulto que tengo en la rodilla...
¿dónde se habrá metido esta mujer?

¿Qué hace aquí este montón de ropa sucia?,
le compré lavadora y para qué...
Estas cosas me irritan, no me gustan
¿dónde se habrá metido esta mujer?

Mi camisa aún está toda arrugada,
y mañana me la tengo que poner.
¡Pues la plancha, aunque le den las tantas!
¿dónde se habrá metido esta mujer?

Va a haber bronca, esta noche va a haber bronca.
Me cabrea, hoy tenía ganas de...


pues después de la bronca... ¿pero dónde,
dónde se habrá metido esta mujer?

¡Pero bueno, si falta una maleta...
la de piel, para colmo la de piel!
¿Para qué la querrá la imbécil ésta?
¿Dónde se habrá metido esta mujer?


¿Dónde se habrá metido esta mujer?

Aprender de los demás. 3. Zuicidió a diario. NEMBUTAL


De la nada a veces surgen cosas. Unas positivas. Otras no. La rutina de un día y otro día produce una angustia vital a veces difícil de superar. El melodramatismo me lo podía ahorrar, ya lo sé. Pero incluso en las situaciones más adversas es divertido meterse para sacar conclusiones.
Y es lo que hizo Krahe en Nembutal que es una canción muy divertida sobre una chica que intenta una y otra vez salirse por la vía rápida y no lo consigue.
NEMBUTAL

Ella se quita la vida a diario,
y no sé por qué
no se convoca a un ilustre notario
para dar fe
de que sin duda es la mayor artista
del desvivir,
no la supera ningún trapecista,
ningún fakir.
Basta que un cerdo le pegue algún chasco
sentimental,
y acto seguido ella toma del frasco
de Nembutal.
Como practica el suicidio a destajo
más pertinaz,
por la mañana antes de ir al trabajo,
voy a La Paz.
Mientras mojamos tortell con microbios
en el café
le repetimos a coro los novios:
anímate,
que la montaña a Mahoma no vaya
es lo normal,
pero a tu alcance está siempre la playa
y es casi igual.
El primer día que llega a la playa
suele pasar,
que ella persiste en tirar la toalla,
tirarse al mar.
Gracias a Dios siempre va en su socorro
algún delfín,
que nos la salva atizándole un porro,
¡ostras Pedrín!.

Si por azar le ha tocado la china
de un buen hachís
aplazará su entrevista Alfonsina
su vis a vis.
Porque –ésa es otra–, la literatura,
su otra pasión,
y cuanto más sea contra natura
su defunción
un autor tiene mucha más garra,
más interés:
todos tenemos un póster de Larra,
pues ella tres.

Virginia Woolf nos la vuelve tarumba,
y hasta un jersey
le ha tricotado a la cruz de la tumba
de Hemingway.
Pido perdón por hacer un inciso
tan funeral,
retomo el hilo de aquel paraíso
artificial,
que junto al mar le ayudó, sin embargo,
para que no
atravesará por un trago amargo
de H2O
Pero es inútil. Si se recupera,
cuando está bien
un par de días ya se considera
Matusalén.
Y agarra el coche, que aunque es un cascajo
se pone a mil,
y echa en cualquier curva por el atajo,
rompe el pretil.
Un precipicio le va cantidubi
si es eficaz
para ingresarla de nuevo en la UVI.
Vuelta a La Paz.

Y el traumatólogo le dice: Hola,
cómo te va.
Y ella musita desde la escayola:
ni fu ni fa.
Y en un arranque pueril que revela
su torpe afán
se comerá toda la mortadela
que allí les dan

Con la esperanza de alcanzar su norte
con la ilusión
de darle al mundo un penúltimo corte
de digestión.
Y dado que en cada intento de ésos
sufre un revés
van a sacarla en un libro de excesos
que hay en inglés.
Van a decir que es la mayor artista
del desvivir,
no la supera ningún trapecista,
ningún fakir.
Basta que un cerdo le pegue algún chasco
Sentimental
y acto seguido ella toma del frasco
de Nembutal.
Que se convoque a un ilustre notario
para dar fe
de que se quita la vida a diario,
no sé porqué.
Ella se quita la vida a diario,
no sé porqué.
Letra: Javier Krahe