Precisamente ayer fue uno de esos días aciagos en que salí para acompañar a la parienta de trapitos y rebajas y te puedo decir que las broncas que me gocé y las malas caras que me tropecé no eran ni normales.
¿Estos son vacaciones? La verdad es que en el periodo de rebajas habría que disponer de mesas con cartas y dominó para los maridos, porque la mayoría de los hombres se les pone una cara de perro feroz en la puerta aguantando las bolsas o con las manos detrás que a punto están de morder al primero que pasa. ¡Si las tiendas no necesitarían estos días guardia de seguridad! Cualquiera sale de una tienda con algo robao con seis doberman en la puerta. Antiguamente las rebajas se centraban casi exclusivamente en el corte inglés y te ibas a la peletería, te sentabas junto a la piel de astracán y allí pasabas las seis horas.
Hoy no. Hoy entre el EXTRADIVARIUS, EL PUL AN BEA, EL ZARA Y EL MAXIMO CUTRI O EL CORTEINFIEL, te pasas rato y rato viendo lo mismo. Los maridos se impacientan, las excusas se acaban -voy a mirá el cajero, voy al baño, voy a tomar una cerveza- y en el aire se masca la tragedia.
Y si hay niños no te digo ná.
Escena en un cuarto de baño: Padre que lleva al baño al niño dos metros por detrás. El niño más aburrio que una oveja en el desierto. El padre que entra en un baño, el niño que va a tocar el botoncito de la cisterna del urinario y el padre cree que va a meté la mano:
- EEEEHHHHHHHH. NO TOQUES AHI QUE TE METO LA CABEZAAAAAA DENTROOOOOOO.
Ese niño que se pone a llorá:
- No quiero pipi.
- ¿Que me has hecho vení y no tenías gana?...
A punto estuve de intervení y decirle:
-Teníamos ganas, pero con el susto y el grito se nos ha cortao el cuerpo.
Y así pasa el tiempo. Entre el caló y la idiotez. Pero menos mal que existen las rebajas. Si no hubiera malos ratos ¿de dónde íbamos a sacá los buenos?
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