martes, 25 de septiembre de 2018

LOS ANDALUCES QUEREMOS VOLVER A SER LO QUE FUIMOS.

Hacía ya unos dos meses que me sentía mal, una especie de imbecilidad me creaba una dependencia que en momentos de lucidez, los menos, me hartaban hasta la médula.
El miércoles pasado tuve una tarde como las de antes, me metí en un par de subastas de discos de vinilo y me encontré conmigo mismo. Entre disco y disco reflexionaba del daño profundo que crea vivir en la red, como un daño irreversible de no vivir de verdad, que es la muerte a pellizcos. 
Desde ese miércoles que no quise vivir en la red he descubierto que tal vez el problema no sea facebú o tuiter, que no tengo, ni esa otra de las fotos de cuyo nombre no logro acordarme. El problema es el móvil, ese rectángulo de 16 por 6 que nos tiene acogotados, que se come nuestra vida, que nos hace malvivir en realidades que no son.
Una tarde sin móvil y empecé a respirar mejor, recuperé viejos discos y me dejó de doler el dedo pulgar que me dolía desde hacía meses de estirarlo hasta donde no debía.
Tengo ya varios amigos que se han desconectados. Admitidme en vuestro club y gocemos de la vida, de la cerveza en directo y no de paparruchas virtuales.