martes, 19 de marzo de 2013

LECCIÓN MAGISTRAL DE ANA LÍTICA SINTE SOBRE LO QUE FUÍMOS, LO QUE SOMOS Y LO QUE SEREMOS.

Delgada. Sexy. Atrevida. Así era yo en Dijon en 1970. O así me veía yo, porque una cosa es como uno es y otra como  uno se ve.
El ser humano siempre anda dándole vueltas a quien es y qué hace en este mundo. El 90 por ciento no da con la solución y el otro 10 por ciento no atina con ella. Por eso me he ido a los primeros tiempos y he buscado el génesis de personajes famosos a ver si tú los reconoces. Ellos seguros que no. El tiempo los ha borrado. Ten un papel al lado y dime de 20 cuántas sacas y yo te calcularé inmediatamente el tonto por ciento que estás hecho.

LA MANO AMIGA

DANI, IRENE Y LUCAS
Ser padre. Qué fácil es hacerlo y qué difícil serlo. Ni un simple carnet de manipulador te piden. Ni el DNI. Ni ser mayor de edad.
Claro. Y así te encuentras lo que te encuentras.
Mi experiencia no es perfecta, como canta el Pablo, mas se acerca a lo que simplemente soñé. Tres personas maduras, tres hijos como tres soles. 
Reconozco que la sabiduría de la chica con la que comparto la crianza es muy alta y es ella la que ha puesto sentido común y equilibrio.
Mi mano, por supuesto, siempre ha estado ahí. Mis ojos. Mi cariño. Y después de 24 años estoy convencido que los hijos no salen de determinada forma, los hacemos. Aún no han nacido y ya lo captan todo. Jamás intentes comprar afecto a cambio de regalos. Jamás intentes engañarlos. Una de los consejos más prácticos que he escuchado es el de una compañera que dice que para educar bien a los hijos, de cada tres que piden que se lleven una. Y así es. La sobreprotección los ha idiotizado en algunos casos.
Os quiero y me alegro mucho de que seáis como sois.
¡Ah! Y aprendí mucho con este tema de Les Luthiers. Así habéis salido.

¡QUÉ SUERTE!

¡QUÉ SUERTE!
Qué suerte he tenido
De tener un padre como tú
Porque aprendí que la generosidad
Es la mayor virtud.
Qué suerte he tenido
De tener un padre que es un ejemplo
Para quién “OBRAS SON AMORES”
Es una verdad como un templo.

Qué suerte he tenido
De tener un padre entregado
Y con quién aprendí que el esfuerzo
Al final está bien pagado.
Qué suerte he tenido
De verte trabajar en casa
Porque aprendí que dando más
Las empresas nunca fracasan.
Qué suerte he tenido
De tener un padre como tú
Que sin rigor me enseñó
Que antes del yo está el tú.