Si hoy, 29 de marzo, tuviera que elegir una palabra que de continuo resuene en mi cabeza elegiría sin dudarlo DESILUSIÓN.
Hacer cosas que me ilusionen es la chispa de la vida, de mi vida. Sin embargo hoy descubro que pocas cosas me ilusionan.
Estamos encerrados en lo material y los que manejan el cotarro son los más mezquinos que no dudan en sacrificar medio planeta por un poquito de beneficio. Capaces son de dejar una ciudad sin luz por arrancar dos euros de cobre.
Estamos sembrando vientos de esclavitud porque todo se reduce a empobrecernos, no hay intención de crecer, solo de sacrificar, de sacrificarnos.
Los tecnócratas se han apoderado de los resultados de empresas, de hospitales, de institutos y no valoran la realidad, solo el papel, solo los datos. Los datos se maquillan y engañan. Pero no importa.
Eso es lo que importa. La estadística, esa ciencia capaz de torturar a un número hasta que diga lo que quiere, es la reina. Ya lo dijo Churchill.
La prima de riesgo importa más que el hermano agonizando.
Buscando a Silvio me he encontrado a Chema Rodríguez cantando LA DESILUSIÓN, precisamente en Café Albanta. Albanta es una canción de Aute que habla de utopía, palabra impensable hoy día en los mercados. Pero yo, como buen AUT-ista, que dijo el Isi, la quiero a mori.
Me duele este espíritu sin ilusión. La necesito 13 veces por minuto. Menos mal que en los canales después de una canción viene otra canción y he podido escuchar ¿ADÓNDE VAN? también de Silvio, con personas que por aquí han pasado dejando su esencia de ser humano.
Una canción que en primera persona del plural del verbo ir no deja de ser un triste "¿Adónde vamos, Mariano?"
