miércoles, 8 de junio de 2016

FEDER DOCTOJECKILL RESTREGOFF. EL AZAR Y LA RAZA DE FELIPE J. BENÍTEZ

Debía abandonar mi querida patria, la rusa, para atender mis negocios en la no menos querida costa del sol. Las clases de literatura no dan para muchos en Moscú donde el sueldo medio de un profesoer puede ser de unos cuantos rublos que al cambio no son nada, no son nada. 
Mi gran amiga Kakiana Sherevenga, la guía que conocí en San Petersburgo, me mandó un libro para que me entretuviera en el viaje y, como siempre, acertó.
Cuando vi el libro me asusté pensando que se trataba de ese plomo de autor de lo imposible y solilocos o soliloquios, no sé bien ahora como era, llamado Jota Jota Benítez. Pero no, era otro Benítez afortunadamente. 
Ya en el aeropueto empecé a ojear y hojear el libro pues tenía calor y algo me dio buena espina. Creo que se dice así.
Subimos al avión y comencé a leerlo. Las palabras estaban bien ensartadas y eso me alegró sobremanera porque últimamente la gente tiene prisa y escribe de mamarracho en mamarracho. Felipe no. Su léxico es muy rico y al poco tiempo seguía yo la obra como un roteño de los años 60. Kakiana me había mandado una reseña en el libro que decía: De su Suzie favorita. Con esta foto
Pero la foto fue lo de menos. El libro me divertía y me evocaba a mis grandes maestros: Gogol, Tolstoy... todos ellos.  Y recordé una frase del gran autor argentino, Ernesto Sábato, que decía que lo importante no era tanto el qué sino el cómo.
Todos los libros que me mandan últimamente para hacerle una crítica tienen no solo el problema de la prisa, sino el de acumulación de palabras. Parece que lo que importa es contar. Y nada más lejos de la realidad. Lo importante es hacer lo que ha hecho el señor Felipe Benítez en este libro: pensar y recapacitar. Escribir como quien se deleita escribiendo, eligiendo las palabras exactas y encajándolas en un puzzle gigante. La caja del puzzle tiene como trabajo previo la preparación de una compleja estructura que queda oculta para el lector pero que es el trabajo principal del escritor.
Lo onírico, la fantasía, algún trozo de realidad, una anécdota, un recuerdo vivido o imaginado, etc, etc, van creando una gran historia. Una compilación de 500 páginas a golpe de humor fino, ironía, reflexiones contradictorias o agudas observaciones. Ese es el libro que devoré en el avión. Cinco horas entretenidas gracias a este gran autor cuyo nombre no olvidaré jamás: FELIPE BENÍTEZ y no hay más jota que la que baila.