domingo, 7 de julio de 2013

¡QUÉ PELLEJAZO!

LIBERTAD, que gran palabra para el pueblo. Carcelero, tú nunca podrás gozarla. O algo así cantaba creo que Jarcha en una de sus canciones.
La libertad y el pueblo. O la libertad que a los del pueblo nos venden. Los charlatanes ya no van de pueblo en pueblo ofreciendo productos milagrosos. Ahora se hacen presidente y aunque a uno es difícil de engañar a la masa se le engaña fácilmente. Obama no es el pastor soñado que canta salmos de esperanza. Nos engañó a todos. ¡Tantas ganas teníamos de librarnos de Bush! Lo predije, eso sí. "Obama solo es la urgencia de librarnos de Bush, pero todo seguirá igual"
Y la imagen de Inmaduro y Bebo con sus guirnaldas y sus juegos de avioncitos me producen vahídos de cloacas. Detrás está el pueblo, cada día más atontado y menos libre. Pero la fórmula del charlatán  para vender su producto milagroso es fácil: decir la burrada más gorda para que el pueblo se entretenga. La libertad va quedando relegada porque el pensamiento se difumina.
Al cambiar libertad por el léxico hueco de estos personajes, el pellejazo está asegurado. Charlatanes serviles a un poder superior que no dudan en meter a un país en guerra con tal de vender sus escopetas. Las imágenes de Siria, Egipto, Irán... nos muestran la sangre y el dolor real que provoca este juego de espías, esta estupidez universal.
Detrás de todo habrá una mano negra y una oveja negra, puede ser. Pero el brebaje que nos han preparado es blanco y en botella. ¡Que nos la pegamos, leche!