Abro un correo que habla de los sueldos de los diputados y de sus pensiones y de que no han estudiao ná y que son unos golfos y de que están ahi arriba y de que nos llevan a la ruina y unas cosas poco finas.
Abro la carta de un tal Savater dedicándole unas lindezas a su Excelencia Zapatero y que si si es un sinvergüenza y amigo del rey de Marruecos y del Berlusconi y venga y dale. Y yo, que no estoy para meterme con nadie porque pá tonto yo, me pregunto ¿Y si no valen, quién coño los ha puesto ahí? Dice el Savater que Zapatero llegó sin trabajo previo, siempre en el partido. Que sus colaboradores, Bibiana, Pajín, Pepiño, son tres ceros a la izquierda y que no valen ná. Y mi pregunta es:
¿Y si no valen, quién coño los ha puesto ahí? La repito pero en grande.
Pero mi pregunta no pretende ser capciosa, mi pregunta nace observando estas caritas u otras que ya he puesto alguna vez del mismo Presi. Esa mueca, esos saludos, esos ojos que a la vista están nos están tomando el pelo.
Algo está fallando. Estamos en manos de gente que se dan la mano entre ellos.
La Democracia no sería un mal sistema si no se hipotecaran con promesas continuas y falsas cada cuatro años. Ese es el principio del fin de la democracia porque todo es falso. A la democracia han llegado para gobernar y quedarse payasos que no tienen muchas veces otro oficio ni beneficio. Gente sin pudor que prometen cual charlatanes, engañan cual falso curandero. Nunca les pasa nada, si acaso tienen que dimitir. Pero mientras se han pegado la vida padre. Ellos mismos se fabrican sus leyes para vivir como dioses.
Y la culpa tiene que ser nuestra porque, hoy va de frases, cada pueblo tiene los políticos que se merecen.
Hace años leí a un sociólogo italiano que decía que el problema no era Berlusconi, sino los italianos que eran todos como él.
Yo veo a los niños chicos y veo que son unos grandes consentidos. Ellos juegan con el sentimiento de los papás y las mamás porque detrás del sentimiento está el consentimiento. Una sociedad basada en el dame porque de lo contrario lloro o te hago la puñeta, no se está construyendo sobre buenas bases.
Tal vez ha llegado el momento de ponerlo todo patas arriba, o no. Porque en el poder todo huele a lo mismo, llegarán otros perros pero el collar será parecido.
El día en que seamos diferentes a los que están arriba, que trabajemos por hacer un mundo mejor sin mirarnos tanto nuestro propio culo, que dejemos de comportarnos como niños chicos, ese día, ese día... me corto la coleta.
