domingo, 12 de mayo de 2013

LUCAS TENÍA RAZÓN: A TI NO TE LEE NI DIOS, LA GENTE PREFIERE AL ENTENDÍO PORQUE POR LO MENOS SE RÍE



Me duele dar mi brazo a torcer pero Lucas tenía razón. Hace poco, hablando de estas páginas que usted disfruta menos que unas vacaciones en el Caribe pero más barato, Lucas me decía:
- El Entendío está más cerca de la gente que tus tonterías que no entiende nadie.
Al final resulta que Lucas tenía razón. Publique lo que publique siempre me gana el cabrón ese de El Entendío. Sus dos últimas publicaciones me superan por mucho.

RAFFAELLA CABRÁ: RUMORE, RUMORE, RUMORE DU CUORE ISABEL PANTOJA Y JULIÁN MUÑOZ IN MEMORIAN


Berlusconi y Julián Muñoz le dan la vuelta a la tortilla. Julián Muñoz Berlusconi e ruotarla verso la tortilla. Los españoles y los italianos somos primos hermanos. Gli spagnoli e gli italiani sono cugini. El sofocón de Isabel no era por ir a la cárcel, era porque Julián iba a contá como fue la primera vez. Il sofocón di Elizabeth non aveva intenzione di prigione era perché Julian avrebbe Conta come la prima volta. Isabel sabe que las memorias de Julián serán su acabose, Isabel in memorian. Isabel sa che i ricordi di Giuliano sarà la sua ultima goccia, Isabel in memoriam. 
Cuando salga el libro y todo el amor, lujuria, dinero, sexo... ay, vean la luz, los programas del corazón y del higado tendrán basura para dos meses. Quando il libro esce e tutto l'amore, la lussuria, il denaro, il sesso ... oh, vedere la luce, i programmi di cuore e il fegato sono spazzatura per due mesi.
Y la tele de Berlusconi recogerá toda la basura, como Julián con sus bolsas de basura. E la TV di Berlusconi raccogliere tutta la spazzatura, come Julian con sacchetti di immondizia. Los españoles y los italianos somos primos hermanos. Gli spagnoli e gli italiani sono cugini.

LA MANGA DEL PASTELERO


El pastelero de mi pueblo era un tipo dulce. De pequeño era un pitisu y de adolescente era un bollicao.  En nuestro pueblo era la creme de la creme.
El secreto no lo tenía en la masa, sino en la manga. Su manga de pastelero era la más grande y la más fácil de armar. En tan solo dos segundos, una palabra amable, un cuerpo esbelto, y nuestro pastelero se convertía en la letra T invertida, aunque él era muy macho.
En los bailes del casino nuestro pastelero prefería el merengue porque bailar pegado no era bailar, era elevar al séptimo cielo a su pareja. Veíamos levitar a las chicas y nos reíamos de la manga del pastelero.
No podía ir a la playa. En bañador y viendo mujeres en bikini… aquello era la manga del mar mayor.
Todos pensábamos que con los años el pastelero perdería fuelle. Y así fue en apariencia. Pero una noche descubrí su secreto: se amarraba a la pierna la manga pastelera. Estábamos en un bar y una dulce chica  se agachó cerca de él y dejó a la vista una parte de su anatomía. La pierna del pastelero se elevó y tiró la mesa donde comíamos. Lo entendí todo al instante.