miércoles, 30 de julio de 2014

VIAJAR ES UN PLACER. ASTURIAS Y CANTABRIA VII. SAN VICENTE DE LA BARQUERA, COMILLAS, SANTILLANA

Dejamos el séptimo día el hotel de Cangas y aquello de "al séptimo descansó" no iba con nosotros. No queremos ser dioses. 
Así que ni cortos ni perezosos pusimos en el coche aquella canción que decía salí de Asturias un día, camino de Santander y en el camino encontré un cartel que así decía: HOY LLUEVE. Y bien.
Primero fuimos a San Vicente de la Barquera. Su castillo, su muralla, su iglesia. Como llovía un paraguas nos refugiaba como en Le Paraplue de Brassens y una vieja muy mal encarada nos gritó que "no se puede ir abrazados". Recordé a Pablo Guerrero cuando cantaba aquello de "que está prohibido que estén aquí sentados". Me dieron ganas de Tapar la calle a todas las viejas hinchapelotas para que  no salgan mientras estén rancias.
De San Vicente a Comillas. Pueblo pequeñito con una casa de Gaudí y una universidad opuslenta. Suban al autobús.
Seguía lloviendo pero Santillana del Mar mereció la pena. Es muy medieval y sus casas me recuerdan cuando yo viví en aquella época de verdugo en el museo de la tortura. Odio la violencia y me rechina la tortura, el cinturón de sujección, las pinzas ardientes, los desgarradores de senos, el péndulo, los aplastapulgares, el collar con púas o la cuna de Judas que solo ver el dibujo te pones la mano en el tercer ojo. Pero coincidía el día con el escándalo del Honorable y creo que una que no estaría mal continuar con ella sería La máscara infamante. Que la llevaran de por vida los que van de Honorables y engañan y estafan y piden comisiones del 3 por ciento.

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