viernes, 10 de febrero de 2012

QUINCE SEGUNDOS MUY LARGOS.

Se desplomó.
La cara blanca.
El cuerpo flojo.
Los ojos vueltos.
Yo gritaba.
Ella no respondía.
Angustia.
Recuerdos.
Temores.
No soy nada sin ti.
Volvió en si.
Quince o veinte segundos eternos.
No fueron más.
Pero un segundo es una vida.
Una vida es un segundo.
Un susto en un segundo.
El susto de mi vida.

LA JUSTICIA OLOROSA Y SIN MÁS SENTIDOS

Como dicen que la justicia es ciega y sorda, ya entendía  yo que algún sentido le faltaba.
Y después de escuchar a Ruíz Mateos más le valdría que también le faltase el olfato. Que sepan ustedes que José Mª se pasa la justicia por los güevos, así, a lo burro.
Yo ya me imaginaba que este señor era un tanto guarretín porque desde pequeño iba detrás de las mozas para asustarlas y otras cosas. Mi madre vivía en la calle Higuereta y me cuenta que cuando pasaba por la casa de José María, en la calle Isaac Peral, le hacía guarrerías españolas. De todas formas que no me llamen para testigo de elemento tan testicular que acumula tan grandes dosis de testosterona, a ver si me escupe con semen-up.
Ahora parece que predomina el sentido del olfato porque en la justicia huele a caca y a menejo político. El último ejemplo lo tenemos con Garzón, que tampoco es que sea santo de mi devoción. El error de ir de número 2 de Felipe lo tuvo él y algún día espero que nos cuente qué pasó. Terminar con el juicio de la memoria histórica con un "nopuedoseguirporquefrancohamuerto" me pareció chirigotero al máximo. Pero que lo hayan inhabilitado de manera tan premeditada y alevosa me resulta insostenible en un sistema democrático.
¡Qué ganas te tenían los colegas, Baltasar!
¡Y qué falta de tacto! Medio mundo nos mira asombrados. Acusamos al juez por un defecto de forma y vuelan libres los pájaros que hicieron a su antojo, compraron favores, vendieron prebendas.
La justicia es esa gran desconocida ciega, sorda y sin tacto a la que no tengo el gusto de conocer.
Así que para este olor a los calzones rancios del José María prefiero quedarme sin sentido y sin sentidos. Varga la rebundancia, que diría mi primo.
Y si queréis escuharlo resumido y con música, nadie mejor que Juan Carlos Aragón y su chirigota LA BANDA DE LOS PANTERAS. Eso sí, le voy a recomendar al autor del vídeo que donde dice "La justicia española: una justicia sin cojones" añada:
"pero pasada por los güevos de José María" Ya nos queda menos.
Aunque pienso yo aquello que decíamos en el cuartel:
"ANTE LA FALTA DE RAZONES SE IMPONEN LOS COJONES"