jueves, 11 de marzo de 2010

Cuanto más tengo, más desgraciao.

No tengo espíritu materialista. Además creo que las ataduras materiales son las peores.
Cuando hablo con personas mayores también me cuentan lo felices que eran cuando no tenían nada o muy poco.
Parece que se valoraba más todo.
Me gusta una lectura que hay en los libros de primaria de un niño muy rico que abre ragalos y más regalos y todos les aburre.
Con la cinta de un regalo que dejó caer por la ventana un niño pobre estuvo jugando un buen rato haciendo mil cosas.
Me ha pasado muchas veces.
Hoy, revisando un correo de un amigo me encuentro con este chiste que, de verdad, es pura filosofía.

Y esta canción de Javier Ruibal define muy bien mi pensamiento

Testamento
(Javier Ruibal)

No llevaré casi nada:
satén, madera barata
ensamblada a la ligera,
puntillas, asas de lata,
besos de mi compañera,
llantos y una carcajada.
No llevaré casi nada.

Lo dejaré casi todo:
mis canciones agresivas
de la forma que yo quiero,
vomitadas y escupidas
al uniforme rastrero,
hasta enterrarlo en el lodo.
Lo dejaré casi todo.

No llevaré casi nada:
sangre fría, piel dormida
sin dolor ni sufrimiento,
con la mirada perdida
en lo oscuro y sempiterno,
en mis manos enlazadas.
No llevaré casi nada.

Lo dejaré casi todo:
a los niños la sonrisa,
a la noche mis palabras
y a los poetas mis prisas;
y la muerte más macabra
a los buitres y los lobos.
Lo dejaré casi todo.

No llevaré casi nada;
para qué, si estaré muerto
de arrugas o de metralla.
Sólo el último recuerdo
de sábanas o batallas,
algún pensamiento cuerdo
y mi vida terminada.

No llevaré casi nada,
lo dejaré casi todo:
volveré de cualquier modo
a la tierra liberada.

CON LA IGLESIA HEMOS TOPAO

No hay día que no abra la prensa y no me encuentre con un escándalo de la iglesia.
Yo no sabía que esto era toparse con la iglesia y de ahí el famoso dicho.
Y si un día no hay escándalo hay un ataque frontal a la lógica.
La pederastia y los seminarios los tengo superados que estudié en los Hermanos. Los escándalos y campañas también.
Hay en los últimos tiempos necesidad de cambio ante tanto anacronismo. El celibato parece algo antinatura porque hasta los apóstoles estaban casados y no sufrían esa represión mental y física que sufren en la actualidad.
La iglesia ha sido el destino de necesitados... especialmente en la edad media cuando era la única forma de llenar el estómago. Luego los seminarios sirvieron para trampolín y estudio para muchachos que no tenían forma de estudiar.
Hoy forman un témpano de hielo y niegan las realidades más absolutas.
C´est dommange. Y lo único que me han quitao ha sido la misa en latín

Tempestad en una pila de agua bendita,
El sumo pontífice con
Los obispos, los arzobispos,
Nos ha n montado un buen tinglado.

No saben lo que pierden,
Todos esos dichosos beatones,
Sin el latín, sin el latín,
La misa nos aburre.
En la fiesta litúrgica,
De repente, se acabaron las grandes pompas,
Sin el latín, sin el latín,
Ya no hay misterio mágico.
El rito que nos echiza,
Se revela entonces anodino.
Sin el latín, sin el latín,
Y los fieles se largan.
¡Oh santa María madre de
Dios!, dile a esos jodidos
Monjes que nos aburren
Sin el latín.

No soy el único, ¡caramba!,
Desde que estas reglas nos tiranizan,
En ir al oficio
Dominical sólo cuando llueve.

No saben lo que pierden,
Todos esos dichosos beatones,
Sin el latín, sin el latín,
La misa nos aburre.
Renunciando a lo oculto,
Tendrán que decir adiós,
Sin el latín, sin el latín,
Al dinero de la colecta.
En la estación primaveral,
El pertiguero, el macero, el sacristán,
Sin el latín, sin el latín,
Harán rabona en la misas.
¡Oh santa María madre de
Dios!, dile a esos jodidos
Monjes que nos aburren
Sin el latín.

Estos pájaros son fanáticos,
Estos cuervos que sierran, cortan, parten
La sana y buena vieja rama
De la cruz en la que están encaramados.

No saben lo que pierden,
Todos esos dichosos beatones,
Sin el latín, sin el latín,
La misa nos aburre.
El vino del sagrado cáliz,
Se transforma en agua de borrajas,
Sin el latín, sin el latín,
Y sus virtudes se debilitan.
En Lourdes, Sete o bien en Parma,
como en Quimper Corentin,
el presbítero sin el latín
ha perdido todo su encanto.
No saben lo que pierden,
Todos esos dichosos beatones,
Sin el latín, sin el latín,
La misa nos aburre.