viernes, 24 de junio de 2011

AY SALVADOR, QUE PEDAZO PROFESOR

El tiempo pasa, nos vamos haciendo viejo, cantaba Pablo. Menos mal que algunas veces resucitas y otras te encuentras con personas que jamás llegan a viejo. Este homenaje es para un compañero que cumpliendo 65 años está cada día más joven: SALVADOR. El texto en si no es gran cosa, solo soy un arrejuntador de palabras, pero el piano de Isidoro le ha dado un sabor especial. GRACIAS GENIO.

Erase una vez, hace algún tiempo, que un maestro sabio de los que ya van quedando pocos, descubrió que su sitio estaba en Alfonso X, tal vez por sabio o tal vez por su cierta distancia con la monarquía que no le hacían sentirse cómodo en el Princesa Sofía o tal vez por otros problemas de red de centros en los que no vamos a entrar ahora.
Lo cierto es que con toda la sal malagueña y con su guitarra bajo el brazo como los cantautores de siempre, fue conquistando a una clase tras otra, a unos niños y niñas y a unos padres y madres. Y ya no hablemos de compañeros y compañeras de trabajo porque con él todo el mundo termina siendo amigo, aunque la primera… en la frente:
Claro, como en Alfonso somos tan sabios alguien se tuvo que dar cuenta que por sus venas corría sangre gitana y mora. Y como los gitanos no quieren a los hijos con buenos principios ná más verlo le dijeron:
- ¿Tú pá que vienes a este colegio, si aquí no hacen falta profesores?
Y la segunda en la frente también, según propia confesión el director nada más verle le dijo el 1 de septiembre que él no cogería un primero, 15 días después pudo comprobar que la palabra de un director no siempre es exacta.
¡Pero que primero! Que recuerdos de verlos como 25 más uno, en total 26 chiquillos, haciendo actividades por el colegio. Aquí donde lo ven este chiquillo tiene la extraña cualidad de estar cada día más joven. Por simpatía con los chavales de la clase le explota la lozanía y cada año descumple uno.
Termina su periplo con este curso y uno de esos cúmulos y cirros de circunstancias que se dan en la vida hace que en el colegio se presente un tercero que había tenido un infantil de alto riesgo, un primero y segundo que corrió como la pólvora, pero no por lo rápido, sino por el arsenal que constituían algunos elementos.
- ¡El curso de mi niño es malo! Nadie lo quiere. Nadie lo quiere. Se manifestaron en la puerta 25 madres, que realmente son las predecesoras del movimiento que este año se conoce como 15 M y, también como hoy, pidieron lo que Grecia y Portugal: un rescate para sus hijos.
- ¿Cómo que nadie los quiere? Preguntó Salvador, allí donde esté un niño que quiera aprender allí estaré yo, dijo Salvador como Cantinflas en aquella maravillosa película EL MAESTRO.
Las madres le compusieron entonces un merecido homenaje chirigotero:
- AYYYY, si tú los cogieras
Nos harías un favor.
Tú serías pá la clase
el auténtico Salvador.
Pon, pon, pon, pon.
Y no solo los cogió sino que demostró que con paciencia y comprensión, dos cualidades que no deben faltar en un maestro, se hizo uno de los mejores cursos del colegio.
A todo esto él cada día más joven. Con sus sesenta y dos a las espaldas nos hacía una llave de tahichi y convertía al 62 en capicúa. No parecía ni que tenía 26. Es un prodigio de la naturaleza en cuanto a salud y buen humor. Nunca una mala cara, nunca un mal gesto. Me recuerda al chiste que contaba Eugenio
- Salva ¿cuál es el secreto para mantenerse así?
- El secreto es no discutir
- ¡Anda ya! ¡ESO NO PUEDE SER!
- Pues no será…..

Después de sacar adelante aquel curso cualquier trabajo puede parecer sencillo. Pero no lo es porque Salva no solo intenta cumplir, se esfuerza diariamente en hacerlo bien.
De él podemos aprender muchas cosas y siempre está dispuesto a explicarte o a contarte algo que te pueda ayudar.
Siempre conciliador, ha sido un gran coordinador de ESCUELA ESPACIO DE PAZ y ha sabido llevar al aula sus principios básicos que no debemos perder.
Para educar hay que sentir y Salva ha educado mucho porque siente mucho a cada niño que tiene al lado.
GRACIAS POR TANTOS AÑOS.