martes, 11 de enero de 2011

MARIA ELENA WALSH

Ha muerto María Elena Walsh y no pienso pegar la biografía de cualquier wiki. Me gusta porque detrás de sus poemas hay socarronería e inteligencia. Esa inteligencia tan argentina, tan aguda y fina como la de Quino o Les Luthiers.
El Brujito de Gulubú.
Había una vez un bru, un brujito en
Gulubú
a toda la población
embrujaba sin ton ni son.

Pero un día llegó el Doctorrrr
manejando un cuatrimotorrrr
¿Y saben lo que pasó?

¿No?
Todas las brujerías
del brujito de Gulubú
se curaron con la vacú
con la vacunaluna lunalú.

La vaca de Gulubú
no podía decir ni mú.
El brujito la embrujó
y la vaca se enmudeció.

Pero entonces llegó el Doctorrrr
manejando un cuatrimotorrrr
¿Y saben lo que pasó?

¿No?
Todas las brujerías
del brujito de Gulubú
se curaron con la vacú
con la vacuna
luna luna
lú.

Los chicos eran todos muy bu,
burros todos en Gulubú.
Se olvidaban la lecció
no sufrían de sarampión.

Pero un día llegó el Doctorrrr
manejando un cuatrimotorrrr
¿Y saben lo que pasó?

¿No?
Todas las brujerías
del brujito de Gulubú
se curaron con la vacú
con la vacuna
luna luna
lú.

Ha sido el brujito el ú,
uno y único en Gulubú
que lloró, pateó y mordió
cuando el médico lo pinchó.

Y después se marchó el Doctorrrr
manejando un cuatrimotorrrr
¿Y saben lo que pasó?

¿No?
Todas las brujerías
del brujito de Gulubú
se curaron con la vacú
con la vacuna
luna luna
lú.
Y sobre todo esta balada del comodus Viscach que cantaban los Gambino. Esa sorna de mugido con la que terminan los versos, ese "cartel de inteligente", esas imágenes que se te vienen a la mente son una preciosidad.
Ese "lo que tengas que pensar no lo pienses por tu cuenta" que me canto cada mañana, ese "sonreíle a los de arriba que son machos y son muchos". En fin, humor dulce humor.

En este mundo traidor
transigir es lo mejor.
El que diga basta
va a parar a la canasta,
y el que sea opositor
va a parar al asador.

En chimangos prepotentes
no malgastes los cartuchos.
Sonreíle a los de arriba
que son machos y son muchos.

Esperá el escalafón
trabajando de felpudo.
Es mejor que comas tierra
y no que te coman crudo.

No olvidés el autobombo
si querés ponerte en venta.
Lo que tengas que pensar,
no lo pienses por tu cuenta.

Defendé la rebelión
que no altere la rutina:
el poeta en la leonera,
la mujer en la cocina.

A mal tiempo, buena cara:
rinde mucho, poco cuesta;
no te pongas en la pica
con canciones de protesta.

A buen tiempo, mala cara:
da cartel de inteligente;
criticá todo con todos
menos con los dirigentes.

TESIS HIPOTÉTICA O SUPOSICIÓN DE MI POSICIÓN QUE NO TIENE QUE SER SU POSICIÓN SOBRE EL EXTREMADO SENTIDO DE LA POSESIÓN.

Permíteme que te trate de usted. La contradicción y el cosmos, el cosmos de los cosmos. Solo desde las tesis hipotéticas me atrevo a analizar de forma absurda tanto absurdo.
Yo ya sabía, igual que tú, te gusted o no, que medio planeta muere de necesidad y el otro de hastío. Que la felicidad es el fín último pero que es un fin tan fin/o que se rompe nada más empezarlo. Todo eso que ya sabemos se me hace incomprensible cuando veo que un gachó se compra 20 ferraris. Digo yo que será pá poner los volantes en el traje de gitana cuando venga al Rocío con su amiga.
No no no, no lo entiendo. Si en tener no está la felicidad, no sé para que tenemos tanto. Un cumpleaños con 23 regalos. Y a ti ¿qué te han traído los reyes?
- ¿A mi? 84 cosas.
No te preguntaba cuanto, te preguntaba qué.
Pues así es todo. Así va todo. Por eso me he acordado de esta lectura de Juan Farias que resume y profundiza y explica bien todo lo dicho.

En aquel pueblo, como en todos los pueblos, había niños ricos y pobres.
Uno de los niños ricos cumplió años y le regalaron muchas cosas: un caballo de madera, seis pares de calcetines blancos, una caja de lápices y tres horas diarias para hacer lo que quisiera.
Durante los diez primeros minutos el niño rico miró todo con indiferencia.
Empleó otros diez minutos en hacer rayas por las paredes.
Otros diez en arrancarle una oreja al caballo.
Y otros diez en dejar sin minutos las tres horas libres. Esta última maldad fue haciéndola minuto a minuto, despacio, aburrido, por hacer algo sin hacer nada.
Al deshacer los paquetes, más aburrido que impaciente, había tirado por la ventana la cinta azul con que venía amarrada la caja de lápices, una cinta como de dos palmos, de un dedo de ancha, de un azul fiesta, brillante.
La cinta fue a dar a la calle, a los pies de Juan Lanas, un niño despierto, de ojos asombrados, pies descalzos y hambre suficiente para cuatro.
Juan Lanas pensó que aquello era un regalo maravilloso, pensó que era lo más maravilloso que le había ocurrido en la última semana y en la que estaba pasando y seguramente en la que iba a empezar.
Pensó que era la cinta con la que se amarran las botellas de champaña a la hora de bautizar los maravillosos barcos que dan la vuelta al mundo.
Pensó que era la alfombra que usaron los liliputienses el día que se bautizó al hijo del Rey.
Pensó que sería un bonito lazo para el pelo de su madre si su madre viviese.
Pensó que haría muy bonito en el cuello de su hermana, si tuviera una hermana.
Pensó que le gustaría usarla para pasear a su perro si era capaz de encontrar a ese golfo de Cisco, sin rabo y tan viejo.
Pensó que no estaría mal para sujetar por el cuello a la tortuga que quería tener.
Pensó, al fin, que bien podía ser un fajín de general.
Y pensándolo empezó a desfilar al frente de sus soldados, todos con plumero, todos con espada.
Los que lo vieron pasar pensaron que era un niño seguido de nadie. Y al poco rato un niño seguido de un perro sin rabo.
Pero Juan Lanas sabía que el perro era su mascota, que los soldados pasaban de siete, que era todo lo que Juan Lanas podía contar sin equivocarse.
Y mientras Juan Lanas desfilaba, el niño rico se aburría.

Juan Farias
"Algunos niños, tres perros y más cosas".

MI PRIMO MACARIO

Durante años he pensado que cuando explicas algo no hay que volverlo a explicar de la misma forma si no te entienden.
En clase me gusta hablarle de mi primo Macario y como vería él el problema o la operación. Macario es un tanto bruto y llegar desde la torpeza es más fácil.
Aspectos tan absurdos que explican los libros como la aproximación es más fácil si lo explica Macario con el redondeo.

Tanto tanto miento a Macario que la pregunta era obvia:
-¿Cuándo va a venir Macario?
Hace un mes le dije a mi primo que viniera pero el muy ladino vino un día que yo no estaba y no nos pudimos hacer la foto juntos.