jueves, 25 de julio de 2013

SUDAR LA CAMISETA

Jueves. Jueves 24 de julio. Fue un día agotador, un día de sudar la camiseta. Tres pisos. Dos mil kilos de escombros. Sacos de escombros para bajar y arena y ladrillos para subir. Pero obras son amores. Había que hacerlo. Las agujetas me durarán todo el verano. ¡Pero qué bien encontrarse una camiseta sudada diez veces. A veces, como Estopa, me faltaba el aliento. Pero cuando vi los 600 ladrillos alineados y los 50 sacos de arena subidos ¡qué felicidad! La vida está hecha de esfuerzo, de momentos duros para disfrutar después los buenos. No quiero una vida fácil. Éramos tres, hicimos cadenas para tirar los sacos, para pasarnos el material. Para beber agua. Sudor compartido. 
- ¡Esto no es ná, Migué! Encofrá si que es duro. O los tejaos. Eso es lo peor. Pero subir material no es ná. Eso sí, mañana no te podrás meneá. 
Pero de eso nada. Estuve siete horas trabajando como una mula, llenamos una cuba de escombros y subimos todo el material. Pero al llegar a  casa una buena cerveza y un conejo con arroz me devolvieron la felicidad. Soy así de simple. Muchas veces conviene disfrutar aquellas pequeñas cosas. Eso sí, el piso está quedando de rechupete. Primero fue bajar treinta muebles de cocina. Después fue bajar muebles. Destruir es muy fácil. Ahora veo que todo ha merecido la pena. Todo le viejo se está transformando. Todo fluye, todo se regenera.