jueves, 14 de febrero de 2013

TEOREMAS DE MARIANO THALES Y DE THALES MARIANOS

El PP es un partido claro y conciso que se lee igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda.
 Su presidente es nuestro presidente, PP, gallego de pro que no se sabe cuando sube o cuando baja. Famosa fue su anécdota en el colegio cuando tenía seis años. Ante el olor insoportable que había en la clase, el maestro pidió a los niños que enseñaran los calzoncillos. Mariano, dando muestra de una extraña habilidad, enseñó los calcetines.
- Pío, pío, que yo no he sido.
Y todos rieron la gracia y además se sintieron obligados a enseñar los calcetines aunque el olor a mierda seguía. Todos reían menos el maestro que pensó "este va para presidente, caraxo"
También debemos a Mariano el teorema de la decisión:
"Muchas veces cuando tienes que tomar una decisión puedes no tomar la decisión, aunque en verdad eso es también tomar una decisión."
Y todos rieron el teorema, todos menos su mujer que pensó "si no te empujo yo a tomar la decisión me quedo para vestir santos"
En el mismo teorema podemos sustituir el "tomar la decisión" por trabajar: "Muchas veces cuando tienes que trabajas puedes también no trabajar, aunque en verdad eso es también trabajar... jodiendo a los demás"
Y con decisiones sin decidir, teoremas hipotéticos, declaraciones de amor sobre las rentas a rato y dinero negro por el que yo ma-to, se forjó un gran presidente.

BENDITA LA RAMA. "PARA VERTE MEJOR"

Termina Dani sus exámenes y me manda el disfraz de este año. Es simpatiquísima la idea de un camisón, esas orejas y esas garras. Media abuela, medio lobo: abuebo.
El sentido del humor se lleva muy dentro y hay que saber sacarlo afuera. Vamos, vamos, a la calle, que queda mucho carnaval todavía.

SAN VALENTÍN


Cada San Valentín me acuerdo de Saturno. Porque en el amor y en el tiempo se puede seguir enamorado, se puede seguir queriendo a la persona que ha luchado contigo, que ha vivido contigo, que se da en cada acto de su vida.
Y para celebrarlo no quiero un día, quiero todos los días. Quiero a esta chica preciosa, más cada día, que me acompaña desde hace ya veintisiete primaveras. Con juicio y con sentido, con tres hijos que me hacen feliz cada vez que pienso en ellos. No me digáis, por favor, que día tengo que celebrar que estoy enamorado. No me digáis que compre hoy una rosa roja que huele a nada porque todos lo hacéis. Ayer tal vez lo celebramos, mañana puede que también. Y si lo celebráramos hoy no será porque un valiente sacerdote se saltó la prohibición de Claudio hace mil setecientos años casando a los soldados. La historia no tiene desperdicio