domingo, 12 de abril de 2009

LA DICTADURA DE LOS CALCETINES.


Emparejar calcetines es tarea triste y rutinaria y he oído a mucha gente quejarse de ello. Recuerdo siendo chiquitín al presentador del Un, dos, tres, KIKO LEDGARD, que se los ponía intercambiados. Sería marketing ¿pero quien nos dijo un día que los calcetines debían ir emparejados?
Planchar es una de las tareas del hogar mas tontas. Pero si nos hubiéramos acostumbrados al mensaje LA ARRUGA ES BELLA posiblemente habríamos eliminado tanta plancha.
¿Cuántas veces en la vida no nos ocurre lo mismo con tantas cosas? Nos acostumbramos a tres sabores y probar algo nuevo nos cuesta la misma vida en ocasiones. Le vamos transmitiendo nuestras frustaciones con la leche templada, que decía el Nano.
Todos los años por esta fecha hay agrios debates de religión o folclore. Es lo mismo. Ambas nacen en esa leche templada que va creciendo con nosotros y así engordamos el negocio de los que trafican con la fe.

Pero una cosa si tengo clara: si algún día la turba de cofrades oyera un mensaje convincente en contra, si una noticia mediática se filtrara a modo de mermelada, todo daría un giro de 180º porque el ilusionismo tiene estas cosas.

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