sábado, 10 de mayo de 2008

CASTRING

La televisión se ha convertido en una batidora de contenidos horrorosos. Los tres minutos de fama a los que todos tenemos derecho se amontonan en largas filas de programas. El resultado no puede ser más patético: insultos, descalificaciones, traumas emocionales. En fin, un desastre.
Un medio útil en si mismo ha hecho tabla rasa para conseguir audiencia generalizada y de esta forma "maravillosa" y mágica llega a todos.
Esos todos y todas son también culpables de su necedad, si, necesidad de aparentar. Esos todos y todas son también culpables de convertir en héroes, y después en villanos, a gente normal. Que triste me parece que tenga que ser a través de una pantalla cuando descubramos a las personas. Vas por la calle y ves gente interesantísima pero parece que a nadie le importa. Conoces a personas que valen su peso en oro por su sabiduría, por su buen hacer, por su dedicación y nos da igual. Pero sale alguien por televisión, aunque sea un impresentable, y su imagen se nos multiplica.
Triste medio. Tristes gentes.
Ser interesante durante 24 horas no es fácil y de alguna forma están utilizando a personas en innumerables casting de modelos, cantantes, libertinos, gilipollas o miserables. Nada importa. Nada vale. El premio después de muchos días es lo que se saca en una noche de publicidad.
Tristes tiempos. Pobres gentes.

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