sábado, 10 de mayo de 2008

Malos Ratos

Los malos tratos son como los malos ratos. Siempre han existido. No obstante, la facilidad informativa de los nuevos tiempos produce un efecto de contagio o de publicidad poco conveniente.
Está claro que hay un problema cultural en el fondo de todo. Si las relaciones personales estuvieran asentadas en el respeto y la confianza todo sería diferente y el respeto es algo que se educa.
Curiosamente la educación no está en manos de los maestros, como se tiende a pensar erróneamente. La educación está en manos de la familia y casi me atrevería a decir que en manos de la mujer. ¿Por qué no avenzamos nada después de generaciones? En la familia se siguen enseñando los mismos patrones machistas y descorazonadores de hace cuarenta años. "Niño, a jugar. Niña, recoge la cocina" En reyes hay muñecas y balones que alimentan el rol de los tiempos pasados.
Los tiempos no progresan pero la brutalidad sí. Denuncias falsas contra denuncias de rencor, pasión y odio, sangre y venganza. Justicia lenta. Justicia ciega. Pero también demasiada facilidad para mentir.
La angustia es la palabra que define cuando observas a dos personas que han compartido todo y se quieren destrozar, odio inmenso, odio intenso. La rabia por tanta estupidez. La tristeza por tanta necedad.

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