martes, 9 de agosto de 2016

BAJO LA SOMBRA DE HANS CRISTIAN ANDERSEN: COPENHAGUE Y ESTOCOLMO.

El traje nuevo del emperador. Viajar es en ocasiones como el cuento de Andersen, aunque viajar es vivir, decía él mismo. Viajar, viajar. 
Las fotos recogen los mejores momtentos, inmortalizan la felicidad temporal de recoger un momento único. Pero hay momentos que son antipáticos y a veces absurdo. Absurda es la parafernalia que se han montado en los aeropuertos para evitar atentados inevitables cuando la locura del personal recurre a barbaridades imposibles de calcular (un camión, una lata de cerveza bomba que entra por otro canal) y sin embargo allí estamos pasando el arco sin zapatos, sin cinturón, con los pantalones a medio caer como carajotes. Y eso si todo va bien. Que no te toque los nuevos registros que te meten la mano con un papelito hasta la médula espinal o te hacen tirar una crema protecrota porque tiene 10 cl más de la cuenta. He visto de todo en los arcos y las pautas que siguen son a veces incoherentes, a veces ridículas. No dejar pasar una botella de vino porque puede ser una bomba es la leche, leche de 45 cl. Menudo pollo armó una madre porque le dijeron que no iba a pasar la leche. ¿tengo yo aspecto de terrorista? Yo no sé matá pero voy a aprendé, gritaba a lo María Jiménez. Me han quitado de todo, hasta una navaja de scoutt cuando con la uña del dedo gordo amenazo mucho más.
El patito feo.  Un mismo lugar, un mismo viaje, puede resultar diferente dependiendo con quien vayas. Los viajes organizados rompen con la idea esencial del viaje que es descubrir y te ves como el patito feo, no pegas en el grupo. Sin embargo, cuando encuentras a un grupo de personas flexibles y generosas ganas mucho terrero. Lo que no hace uno lo hace otro. Hay quien busca billetes y hoteles con afán e intuición. Otros preparan los sitios que pueden interesar, los que tienen más facilidad con el idioma y preguntan o sacan billetes. Esta suerte de moverte bien con un grupo reducido hace el viaje mucho más rico. Respeto a los que viajan solos porque la aventura se multiplica pero me gusta hacer el ganso viajando con gente.

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