martes, 2 de junio de 2015

NO ME ROBARON LOS SUEÑOS PORQUE ME PILLO DORMIDO, PERO SUSCRIBO TODAS LAS PALABRAS DE PACO ROSADO.

NO ABARATEIXIS  EL SOMNI, fue una de mis canciones antes de. Han pasado algunos días, pocos, y leo unas sabias palabras de Paco Rosado.

ME ROBARON LOS SUEÑOS
He estado soñando durante un mes. Soñando en que iba a vivir en una ciudad gobernada con voluntad de servicio. Sin soberbia y sin tenernos que repetir un millón de veces al día que están cumpliendo con su obligación. Sin un aparato propagandístico carísimo que de no existir estaría la ciudad muchísimo mejor. Sin gobernar haciendo campaña constantemente... Creía que iba a viajar a un mundo distinto y saqué billete para emprender ese viaje.
Pero qué poco ha durado el sueño: hoy ya me convencen de que va a seguir el mismo ayuntamiento. Va a seguir una forma cutre de gobernar sin proyecto de ciudad y culpando a cualquiera de los fallos propios. Viendo las interminables colas de gente pidiendo comida, mientras en una pantalla te dicen que la ciudad funciona de maravilla.
No hay ningún mundo al que viajar porque los amigos del PSOE no quieren volver a la izquierda y los amigos de Podemos tienen miedo a gobernar. Es decir, que algo que siempre odié y que es escuchar que todos son iguales, ahora tengo yo que decirlo.
Lo que más me duele de todo esto es que me he dejado convencer tanto por mi santa esposa como por amigos, de que abandonara mi idea retrógrada de abstenerme. Todos confluyen en la idea luminosa de que siempre hay que votar. No voy a hacer campaña de abstención; pero advierto de que hay que ser muy carajote para quererme convencer de que vote otra vez: eso se acabó. Mi dosis de masoquismo no da para más; y como el afán de poder no frena, rectifico mi impulso de votar.
Tengo amigos en todos los partidos del espectro local: en Falange, PP, Ciudadanos, IU... En todos. Pero doy mi palabra de que aunque no les voy a retirar el saludo a ninguno, jamás hablaré de política con ninguno de ellos.
Y tanto a Kichi como a Fran les digo que me da pena por ellos. Al fin y al cabo, yo ya con cerca de 67 años, pocos sueños puedo tener comparado con los que podrían tener ellos que podrían ser mis hijos; pero qué pobres los sueños si los destruimos nosotros mismos.

No hay comentarios: