miércoles, 4 de julio de 2012

ME SÉ TODOS LOS CUENTOS, PERO LOS UTILIZO COMO ME DA LA GANA: EL PESCADOR Y EL BARBO.


Los cuentos son como las religiones: cada uno los interpreta como quiere.
El cuento del pescador y el barbo nos presenta un generoso pescador casado con una mujer insaciable que recibió como castigo quedarse sin nada. Esa mujer exigente que llama imbécil a su marido que ha hecho una buena acción y que en su frustración y amargura y hastío de una vida sin sentido en su cabaña llega a pedir lo que no se debe pedir.
Si este cuento fuera analizado por una feminista feroz, denunciaría el papel secundario de una mujer que espera en una cabaña y no tiene un papel primordial en esta vida y termina siendo la mala de la película. El pescador era el noble y la mujer, preocupada por la familia, era la asquerosa.
Si este cuento lo contempláramos desde una perspectiva del carnaval de Cai veríamos a un Juancojones que abrumado por su mujer siempre hace lo que ella le dice.

LO QUE DIGA MI MUJÉ

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