sábado, 11 de febrero de 2012

EL ENTENDÍO: CRÓNICA DE ENSAYO Y ERRÓ DE UNA REFORMA QUE NO ES REFORMA PORQUE NO ES REFORMÁ LO QUE TIENE LA MISMA FORMA.

Tengo que reconocé que aunque yo soy El Entendío, me pierdo en los macronúmeros y en las grandes superficies de la economía mundiá. Acostumbrado como estoy a mi pensión de 700 euros que no me hablen de miles de millones de euros que de solo de pasarlos a pesetas me duele la mollera.
Por eso cada vez que tengo un problema hago como aquel príncipe de Lucanor, no lo confundas con el conde de Beckelar que hacía galletas de chocolate, que cada vez que tenía un problema buscaba el patrocinio de su criado que no recuerdo como se llamaba, y sorventaba el problema.
Por ejemplo el debate de la reforma laborá. Si tú tienes un borrico ahogao de tanto peso, lo que tienes que hacé es repartí la carga, no apretá ni tirá de la cuerda.
Pues nada, hijo. Aquí todas las reformas tienen la misma forma.
Yo voy a escribí una carta a la ministra pá que razone dentro de sus posibilidades. Y le voy a poné como ejemplo mi pueblo y las cosas que hemos hecho pá repartí lo malo y lo bueno antes de que el problema se hiciera gordo y nos estallara en la cara.
Una vez la gente protestaba por las ayudas. Que si no eran justas, que si aquel ganaba por allí, que si este tenía tierras en otros pueblos. Total. Nos reunimos todos en el bar y dijimos: Hay una ayuda de tanto, si nos la dividimos cuanto. Y tan amigos.
Con la reforma laborá pasa igual. 
¿Cuánto dinero coge el estado de impuestos?
¿Cuántos parados hay? Pues todos a trabajar. Repartimos el dinero y el trabajo. Así unos no piensan que trabajan pá los otros y los otros no piensan que los que trabajan son unos enchufaos. Acabamos también con un tercio que trabaja bajo el agua con el trabajo sumergido y todos contentos.
En los hospitales, en los colegios, en las calles y plazas. En tó los laos hace falta gente. En un colegio porque hay niños mú pequeñitos, en un hospital con personas mayores, en un jardìn pá tené plantas más bonitas. Las soluciones tienen que sé imaginativa. Las mismas soluciones aumentan los poblemas en una regla de tres o de cuatro directamente proporcional.
La juventud tiene fuerza. Pues vamos a darles trabajo que ese trabajo supondrá que se tienen que arreglá la casa, que se tienen que comprá un coche pá ir a trabajá, en fin, que empezarán a cotizar.
Eso es lo que hacemos en el pueblo y nos va de maravilla. Empleamos a todo el mundo y todos felices. 
Eso sí, el alcalde cobra lo justico, que de lo contrario lo metemos en el pilón pá que haga economía sumergida.
Y lo malo de tó esto es que vamos de mal a más mal y lo único que les preocupa es si el flequillo les queda con vuelo.

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