Como prueba máxima de estupidez te invito a leer y a reflexionar sobre esta pequeña historia.
Una pareja, cansada de la rutina de sus relaciones, acude a un especialista para seguir consejos que le devuelvan el goce pues la mujer no se excitaba.
El historial era el habitual. Años de matrimonio y relaciones y porturas también habituales.
- Aquí hace falta color. Animación. Dijo el especialista. Y los tres convinieron que cambiar la decoración, una cenita romántica y un paisaje hawaiano sería ideal.

Pero a la semana volvieron con la frustración en la mirada y en otras partes.
No se dio por vencido el animador sexocultural y recomendó un paisaje más animado de selva africana. Árboles, choza y chico senegalés con hoja de palmera abanicando. Se pusieron manos a la obra pero tampoco funcionó. Pero antes de tener que pasar otra vez por la consulta, la mujer sugirió que su marido sustituyera al senegalés. Y funcionó, vaya que si funcionó. Y la conclusión del marido fue:
- ¡Estos tíos no sirven ni pá abanicar!!
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