martes, 11 de septiembre de 2007

Tempestad ... en una pila de agua bendita.

Le temps ne fait rien á l´affaire. Hijo mío, parece que no pasa el tiempo. Ya lo dijo Brassens y 40 años después el tema es el mismo. Si en Tempestad en una Pila de agua bendita le cantaba a la misa en latín y se burlaba de los recalcitrantes religiosos que se negaban a modernizar, hoy cogería la guitarra para hablar de los recalcitrantes que pelean en contra de la asignatura de EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA. ¿Acaso es malo educar para formar ciudadanos? Como se dice por aquí, estos meapilas están meando fuera del tiesto.
Pero no. Esa siempre ha sido su forma de actuar. Y no hay que irse a la Santa Inquisición. La fe ciega, el esto-lo-digo-yo-y-basta, el conmigo o contra mí y la lucha anacrónica contra una sociedad que sencillamente "PASAN DE ELLOS" les hace fuertes.
Grupos de poder mediático y económico nos castigan con letanías oscuras e incomprensibles que musitan con la boca medio llena. Es la penitencia insufrible que sufrimos en nombre de un dios castigador que ellos han inventado para perpetuar su poder. Simple y llanamente. ¿Lo ves? ¡¡¡Ya estoy yo como ellos!!!
Simple y vi-llanamente me niego a ser como ellos.
Je suis tout mécreant. Je ne crois pas même que je ne crois pas. Si esta frase la pensé con 16 años por obra y gracia tal vez del creador, tal vez no ¿qué necesidad hay de discutir?
La discusión de la asignatura de educación para la ciudadanía no tiene ningún fondo. El decálogo que he leído es como un puchero de diez litros preparados con dos patitas de pollo: Insustancial.
Pero no hace falta que sigan metiendo la patita, ni aunque sea de pollo ni aunque sea de cerdo. Que no lo será.

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