martes, 1 de noviembre de 2016

TESIS HIPOTÉTICA DEL FALO QUE SUPONE EN ESTA VIDA EL MALDITO ÓRGANO GENITAL.

- ¿Te gustó Nueva York? le pregunté a una señora una vez, de estas preguntas que hacemos de compromiso.
- Pues no mucho, la verdad. Es como muy fálico... todos los edificios...
Y mientras ella me hacía otra tesis hipotética sobre Nueva York y el Empire State atravesando cien mil vaginas, yo empecé a pensar que el falo es el palo de este mundo. Las cosas van mal por el falo. Todo podría funcionar mejor si no fuera por esta hegemonía absurda y estúpida del falo. Entre lo insalubre y la infaloble se mueve el mundo. Que el propio Papa sea infaloble no me convence.
 Las tribus más ancestrales ya llevan el tema a ensoñaciones metafóricas, a dominios absolutos. Ese aparato que se quiere grande, tan grande que no te quepa en el cuerpo. Incluso que no quepa en el cuerpo de ninguna mujer, que reviente cualquier órgano femenino. Y esa obsesión está volviendo loca a la gente. Pintadas descomunales de falos gigantes, preocupación por el tamaño ajeno, angustia por la de como es la de él en su tiempo libre. Por favor, la comunidad mundial necesita un lavado de cerebro.
 Pero un lavado de cerebro serio, frotando con champú cada neurona. Los hombres lo necesitan especialmente, pero algunas mujeres también. Por ejemplo aquella señora que me dijo una vez, hace ya algún tiempo, que Nueva York le resultaba muy fálico.

1 comentario:

Náufraga dijo...
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