viernes, 18 de noviembre de 2016

TAL DÍA COMO HOY, MALDITO 18 DE NOVIEMBRE.

El 18 de noviembre de 2013 perdí a mi padre y aunque la muerte se puede plantear como una liberación, como un descanso tal vez, el recuerdo duele cada día. Es verdad que parece que una persona te acompaña mientras te siga acordando de ella, pero el estado de tristeza y melancolía es tan agudo que tu alma se siente llorosa y la pena te aguarda en cualquier momento de nostalgia.
Mi padre fue un gran ser humano del siglo XX, de esos que vivieron la pobreza de un país, que no tuvieron oportunidad de estudiar en un país que vivió la miseria de la guerra y de la postguerra. Y, sin embargo, era muy sabio y generoso. La generosidad del que no tiene es más grande que cualquier otra generosidad. Mientras compañeros suyos exigían el mejor pescado y las mujeres se quedaban sin la paga el día 5, él era capaz de quedarse sin comer si por casa estaba la cosa mal.  Y su sabiduría era innata, sabiduría de campo.
Hace dos años quiso el destino regalarme, ante tanta pérdida, exponer en la universidad de Sevilla un proyecto sobre Paco Ibáñez con Paco por allí y unas horas maravillosas después hablando con él de mil cosas. Pero desgraciadamente el 18 de noviembre sigue siendo maldito. Nada ni nadie puede impedir que sufra. 







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