Por eso en los perros y el poder se percibe el miedo de los que ahora están y antes no. Y por eso su forma de actuar está impregnada miedo y saliva de lameculo.
El poder de esta gente tampoco conoce el término autocrítica. Cuando algo les preocupa hacen algo más gordo para que aguante más su impostura, en lugar de rectificar que sería lo lógico. Mejor no meneallo no vayan a pensar que no sabemos por donde vamos. JAJAJAJAJAJA. En el miedo a dejar el poder encuentras que les pegan al cargo con super glu cuatro y dimitir es un verbo que solo se conjuga en 2ª y 3ª persona. Los últimos que lo han hecho han dejado claro "que lo hacen para no dañar la imagen del partido o de la institución" JAJAJAJAJA. No, un JA más. Permítanme que me ría ¿DAÑAR LA IMAGEN? Por favor, si ya ni se ve de sucia que está. Un Rajoy que no va a Cataluña a preguntar sino a imponer y al final va a conseguir que los cien sean mil, los mil cien mil, los cien mil un millón y el millón sean todos. Son los paletones de Labordeta en versión Mariaco el corto.
Un soplo de aire fresco fue poder exponer con dos buenos amigos el tratado de las buenas prácticas docentes. Pero eso es a nivel personal.
Enseguida vuelve el miedo. Ahí está el miedo a las encuestas y a un tal Pablo Iglesias que ya hasta mi primo, El Entendío, sabe que no es el fundador del partido socialista. Un Pablo Iglesias que está ganando en intención de voto porque la gente está muy harta. En Podemos saben que si se sientan y callan verán pasar el cuerpo de su enemigo. Porque aquí nadie sabe a quien quiere votar pero queda claro a quien no se quiere votar. En esta afirmación sale beneficiada la formación, ar, de Hugo Iglesias. El otro día Paco Ibáñez dijo en el concierto de Sevilla que él consideraba a Podemos un buen detergente para limpiar el patio de este país, pero que él no se iba a mezclar con ellos, que ya eran muchas las decepciones de yo voy a hacer... hasta que lleguen al poder y no hacen nada.
Precisamente de eso va la canción que Pablo Iglesias canta con Javier Krahe, cuervo ingenuo. Nos pasó en el 82. Tú tenías quince años yo no había cumplido aún los dieciséis. Nunca mi amor..... Y otras coplas.
Me queda en el tintero la conversación con Paco Ibáñez tomando unas cervezas y el valor que le doy a las afirmaciones de un hombre extraordinariamente radical pero que todo confluye en un gran sentido común. Campechano, divertido, agudo, coloquial y tremendamente ácrata.
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