Hoy votó el congreso que Don Juan Carlos también tiene derecho a irse a hacer calcetas o puñetas, o las dos cosas. Osease, don Juan Carlos I abdica.
Hoy hemos tenido una conversación de las que arreglan el mundo porque nunca llegan a nada sobre dirigir, sobre el poder, sobre mandar. La conclusión era clara: nadie trabaja mejor con un pie pisando la cabeza, nadie da lo mejor de sí a punta de pistola. En los trabajos en los que se requiere imaginación, alegría, buenas relaciones personales y otro largo etcétera, el sentido anárquico del laisse faire es evidentemente lo necesario. Deja hacer, deja que cada persona dé lo mejor de si. Ni Dios ni maestro... ni rey.
Las personas podemos dar todo o nada. Crear un ambiente agradable, predicar con el ejemplo y apostar a que cada uno puede dar lo mejor de sí es decir VIVA LA ANARQUÍA.
No machacar, no hacer las cosas por sistema, no mantener lo de siempre, dejar a las personas que den lo mejor no es un cuento ni un canto de lo utópico. Ni Dios, ni maestro, ni rey.
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