domingo, 19 de mayo de 2013

ZAFARRANCHO DE DOMINGO



Como todos los domingos me dispuse a limpiar. Al abrir el mueble escobero noté cierta resistencia, como una extraña sujeción por dentro.
Lo intenté con más fuerzas y, al abrir. el palo de la mopa me golpeó en la frente con violencia. La fregona estaba con el pelo revuelto y los brazos en jarra. Todos atrincherados me habían declarado la guerra:
- ERES UN TIRANO. NOS EXPRIMES DEMASIADO!!!
- Eso, eso. Gritó la fregona. 
Con arañazos del cepillo y un salivazo de la botella de lejía, intenté negociar.
- Dejadme al menos la aspiradora. Si viene mi mujer y no he limpiado, la guerra será más encarnizada.
Como si se tratara de un rehén, logré sacar la aspiradora. Pero observé  que era la cabecilla de la conspiración y que tenía que andarme con cuidado.
Efectivamente. Nada más enchufarla me succionó el brazo con una violencia inusitada. Era imposible de manejar. Decidí apagarla y al recoger el cable noté sobre la piernas que el cable me rodeaba como una serpiente pitón. Arrastrándome hasta la cocina logré alcanzar un cuchillo y cortar el cable en varios trozos.
Decidí dejar la limpieza por imposible. Al poco llegó mi mujer y para colmo no me creyó ni una palabra.
¡¡MUJERES!!



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