viernes, 27 de diciembre de 2013

UN PASEO POR EL CIELO: VEJER DE LA FRONTERA.

Mi grito de guerra últimamente me lo dictaron los hombres G. Gege, quién me lo iba a decir. Pero últimamente necesito días de sol y cuando piso la calle me digo: voy a pasármelo bien.
Y eso me pasó justamente hace 24 horas. Con un grupo de amigos que llamamos "lachupipandi" nos encaminamos a Vejer. El día precioso y llegas a un pueblo que no es sierra, que no es mar, que no es Alpujarras, que no son los patios de Córdoba, pero que es todo eso y más.
Las señoras te abren sus casas y hueles los pucheros mientras echas fotos por aquí por allá, todo está en armonía porque confundes la muralla de hace siglos con las casas, la ropa tendida con la torre del minarete. Me gustó Vejer. Y este es el vídeo que hice.

Vejer 1
Con los años, la nostalgia se apodera de ti. Me  gustó Vejer porque recordé aquellos maravillosos años en que cogía a mis pequeños los fines de semana y nos íbamos a descubrir mundo. La casa no se nos caía encima, no. Viajar es vivir y siempre hemos viajado mucho. En fines de semana cortos pues a Cai, Rota, Sanlúcar o Vejer. Hoy ellos son hombres de mundo y nosotros... dos tórtolitos mayorcitos pero con muchas ganas de pasárnoslo bien.
Da gusto ir por Vejer porque tal vez los sitios pequeños no han perdido la esencia de forma tan lastimosa como las ciudades. Paseas por las calles y puedes entrar en los patios y las señoras te dicen "que pase un buen día".
Fuimos a tomar algo y entramos en Las Delicias. Como su propio nombre indica, todo fue delicioso. La ambientación está hecha a base de andamios y palets, la carta muy bien para compartir tostas de bacalao o croquetas de choco o huevos de ganso con jamón. Y en el precio no te pedían el riñón ese que tanto cuidas últimamente.
En el recorrido me acordé de Carlos Cano porque está por muchos rincones. En uno de ellos llamado la bien pagá. Una escalera que me parecía la del gallo de Morón. Y especialmente por esa cultura que tuvimos en Andalucía y que la historia se llevó sustituyendo la mezquita por la catedral con un simple soplido. Todo lo que nos dejó huella tendría que tener su sitio. A través del olvido, que cantaba el propio Carlos, perdemos esa memoria sentimental que tanta falta nos hace o nos debería hacer.
Terminamos por Medina y reconozco que el día estuvo redondo. Porque hoy, algo me dice que me lo he pasado muy bien.

No hay comentarios: