martes, 17 de septiembre de 2013

EL PROCESO DE SIMBIOSIS METAMORFOSEICA Y REFORMA DE MICHEL RESTREGÓ POR FEDOR DOCTOR JECKI RESTREGÓ I KAFKA

Michel Restregó se levantó un día arrugado como un gusano, tullido como una tortuga vieja y cansado como un burro en la noria. ¿Esta es la vida que yo quería para mi? se preguntó, pero lógicamente no encontró respuesta. Las paredes hablan pero las que Michel Restregó restregaba no, los azulejos sonreían felices al ver que un pringao les quitaba la pringue. Miguel Restregó sufría atontamiento general, las membranas de sus fosas nasales padecían espasmos comunitarios que se limpiaban con el lagrimal. El habla lenta, el andar dudoso, los gemelos hechos dos albóndigas alienígenas metidas en tomate y salsa agridulce, también llamado sudor. Todo en ti fue un desastre, hermoso poema que Pablo le dedicó. 
El día a la semana que le tocaba ducharse, Michel Restregó observó al salir del barreño que la costra de mugre podía salir y que el mal olor que despedía habitualmente también se podía despedir con la nueva reforma laboral impuesta por Fátima Troski. Craso error, por no decir gordo. La reforma, claro. Michel con la cara lavada y recién peiná era la viva imagen del Zar Zuela Nicolai III. Sus ojos saltones de besugo, su rostro rosado de rosada, su nariz prominente de pez globo, su boca grande de rape y su raya en medio, de raya, le hicieron concebir esperanza de que él realmente tenía otro empaque. Pa que le dije ná con lo bien que estaba yo callao. Michel Restregó cogió el vodka y le dio tal tiento que empezó a ver el piso que estaba arreglando de colores. Somos de colores, no tenemos ni nombre. Eres tú mi príncipe azul que yo soñé, gritaba y giraba por ese extraño salón. Y tú, y tú, y solamente tú, con la brocha en ristre metamorfoseaba el salón y su propia vida. La vida que es tan corta al parecer cuando se han hecho cosas sin querer. Michel Restregó daba vueltas sobre si mismo, baila baila baila ballerina, y la casa relumbraba. O eran los efectos del vodka y el saber estar de la hermosa damisela que Michel Restregó había tenido la suerte de encontrar. Ella sí era sabia, ella sí sabía lo que hacía, ella sí era proceso y resultado. 
El piso se afeitó, se arregló y se adecentó. Su aspecto se ennobleció. Cocina, baño, puertas, suelos, paredes. Todo cambió por ensalmo. Michel, tan prosaico, hubiera preferido salmón ahumado.
El piso hecho un dandi, Michel Restregó hecho un dandi. Similitudes, procesos, metamorfosis. Y si no la kafka es porque ella está contigo cubriéndolo todo.

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